Ayer dijimos adiós a Noviembre, aunque continuaré hablando de cosas de otoño, porque la fuerza del rayo de sol seguirá luchando contra las impacientes luces navideñas, sólo para recordarnos que ¡en diciembre todavía sigue siendo otoño!.
Sin embargo hoy 1 de diciembre empieza un periodo que me gusta y que para cada persona, tiene un significado diferente. Yo no puedo evitar echar la vista atrás. Observar el camino recorrido, los errores cometidos y con ganas de afrontar este último mes del año, compartiendo lo vivido con familiares y amigos.
Comienza la cuenta atrás, con la ilusión vertiginosa de “volver a casa por Navidad” y ganas de hacer cosas creativas con los enanos. Un Calendario de Adviento, es un buen comienzo. Una bonita tradición que comenzó en la Alemania protestante del siglo XIX, cuando las familias colgaban 24 imágenes religiosas para esperar la Nochebuena.
Cuenta la leyenda que una campesina alemana horneó 24 dulces con la intención de que la espera fuera más corta para sus hijos. Uno de ellos creó en 1908 el primer Calendario de Adviento impreso basado en la invención de su madre. Durante la Alemania nazi, fueron prohibidos y sustituidos por imágenes del régimen, pero las familias protestantes lo solucionaron con 24 velas blancas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Richard Sellmer (propietario de una imprenta) volvió a comercializarlos rellenándolos con 24 chocolatinas y hoy en día contienen todo tipo de dulces… pero yo los prefiero “caseros”, para que tengan también “mensajes”, actividades y los niños los puedan hacer como quieran. Para fomentar la creatividad, los deseos, la sorpresa, la alegría, la ilusión de contar cuantos días quedan, el trabajo en equipo, el hacer cosas juntos, la generosidad…
Nosotros lo hemos hecho con cuerdas de colores, cinta washi tape y cajitas de diferentes tamaños, para poder meter cosas grandes y pequeñas, mensajes y algunas chuches… ¡y poder transportarlo! Puedes alternar manualidades, felicitaciones, mensajes… poner juntos el árbol, hornear galletas, leer un cuento de Navidad, ayudar en casa, cantar una canción, regalarle algo a alguien, hacer un muñeco de nieve… ¡hasta dónde la imaginación os lleve!
Speak Your Mind