“Cantando bajo la lluvia”, con Resiliencia

Misma realidad, distintas percepciones. Hay hechos que no podemos evitar, pero sí cambiar nuestra perspectiva sobre ellos. Todo depende del cristal con que miremos. De los colores de los filtros y la lente que utilicemos. El clima y los tiempos, también influyen en la evolución de nuestros sentimientos. Es bueno reconocerlos, expresarlos y aceptarlos, sin atascarnos en ellos. Saber manejar la incertidumbre, la desazón, la ira o el miedo, dependerá de nuestras creencias, experiencias, herramientas, actitud y Resiliencia: esa capacidad de superar cualquier circunstancia traumática. Un concepto que ha aparecido en nuestras vidas y se ha convertido en una necesidad de adaptación en estos tiempos.

Las crisis son una oportunidad para el cambio, a nivel personal y laboral. Pero debemos no perder la visión global, adelantarnos a los acontecimientos, estar preparados para lo que vendrá y afrontarlo con el calzado más adecuado. Zapatillas de casa, no para tirarnos en el sofá, sino para pararnos a reflexionar. Deportivas, no para llegar el primero, sino para correr una carrera de fondo. Botas de montaña, no para escalar el pico más alto, sino para atravesar situaciones difíciles. Botas de lluvia, no para “no mojarnos”, sino para meter los pies en los charcos. El paisaje puede resultar calmado, ventoso, lluvioso, nevado, soleado o esperanzador. Igual los escenarios.

Escenario inestable: Empieza a llover pero no quiero darme cuenta y sigo caminando, pese a las advertencias de las nubes que amenazan tormenta.

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Escenario distorsionado: Me siento incómodo y desprotegido, así que pongo una lente de ojo de pez y un filtro cálido. En mi zona de confort, parece que todo está fenomenal! Pero fuera sigue lloviendo, y la cosa se pone cada vez más negra, sin apenas darme cuenta…

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Escenario dramático: Cuando quito las lentes y los filtros, encuentro un paisaje desolador. ¿Cómo ha podido ocurrir?

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Escenario nevado: Hace un frío desapacible pero acepto la situación, la observo y algo se empieza a transformar. La lluvia, se convierte en nieve y eso, pocas veces ocurre.

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Escenario borroso: El ambiente es confuso al principio, pero empiezo a entender lo que ocurre alrededor, aunque no alcance a ver más allá.

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Escenario lluvioso: Observo el plano general, está lloviendo mucho, pero me pongo un chubasquero y salgo de mi refugio. En ese momento, la lluvia me puede hacer llorar, cantar o bailar.

Escenario esperanzador: Estoy en la calle. Me doy cuenta de que algo ha ocurrido, algo ha cambiado, algo he aprendido y algo tengo que aportar. Todavía no ha salido el sol, pero sé que está detrás de las nubes.

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Alguien dijo que “La vida no es esperar a que pase la tormenta, sino aprender a bailar bajo la lluvia”. Gene Kelly enseñó a Debbie Reynolds a bailar durante el rodaje de “Cantando bajo la lluvia”. La actriz practicó durante horas cada día y acabó con los pies destrozados, pero años más tarde, le agradeció su ayuda porque aquel baile, impulsó su carrera y le cambió la vida. Dijo que hacer esa película y dar a luz, fueron las dos cosas más difíciles que había hecho en la vida. Cuesta aprender a bailar bajo la lluvia, pero… Qué liberador es sentir que venciste a la tormenta! Os dejo con una de las escenas más maravillosas de “Cantando bajo la lluvia” en este link.

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