“El cerebro femenino”

Últimamente, me ha dado por leer libros y artículos sobre ciencia, historia o filosofía. Siempre, pero ahora más que nunca, buscando respuestas a lo que nos sucede como especies y humanos, a nivel social y planetario. Uno de los últimos libros que me ha fascinado ha sido: “El cerebro femenino”, de la doctora Louann Brizendine. Alguien me preguntó: ¿Ese es otro de esos libros sobre mujeres feministas?. Nada más lejos de la realidad. Es, más bien, un retrato femenino a través de lo que ocurre en el cerebro de la mujer, a nivel científico, hormonal y emocional. Sí, las emociones también “se fabrican” en el cerebro.

Vivimos tiempos confusos, en los que discutimos sobre igualdad, superioridad, falta de sensibilidad o entendimiento entre hombres y mujeres. A veces por falta de autoconocimiento o por no conocer al otro. El no entender cómo se siente y por qué, puede llevarnos a luchas de egos, en vez de a complementar nuestras diferencias. También a cambios de roles que van en contra de nuestra naturaleza masculina y femenina.

¿Las mujeres tienen “menos cerebro” que los hombres?

En el siglo XIX, los científicos pensaban que como el cerebro de las mujeres era más pequeño que el de los hombres, ellas tenían menos capacidad mental y, por consecuencia, estaban más limitadas neurológicamente. Esta creencia ha provocado numerosos malentendidos acerca de la psicología y fisiología femeninas. Pero desde que existen las resonancias magnéticas, resulta que han descubierto que las mujeres tienen el mismo número de células cerebrales, pero agrupadas con mayor densidad.

Una cuestión de hormonas

“El cerebro femenino”, parte de la base de que “todo cerebro empieza como cerebro femenino. Se vuelve masculino ocho semanas después de la concepción, cuando el exceso de testosterona disminuye el centro de comunicación, reduce el córtex de la audición y hace dos veces mayor la parte del cerebro que procesa el sexo”. Así lo explica la doctora en medicina Louann Brizendine, neuropsiquiatra de la Universidad de California y autora del libro.

Lo escribió durante los años que estuvo en las universidades de California, Berkeley, Yale, Harvard y University College de Londres, estudiando el cerebro de hombres y mujeres. Investigó cómo afectan las hormonas a sus cerebros en las distintas etapas de la vida, en eventos importantes y en momentos cotidianos, porque todos tenemos diferentes hormonas en menor o mayor medida.

La doctora define el “Estrógeno” como la reina. La “Progesterona” como el valium del cerebro. La “Testosterona” es enérgica, masculina, agresiva. La “Oxitocina”, el hada buena del Mago de Oz. El “Cortisol” siempre está estresado y es altamente sensible. La “Androstenediona” es la madre de la testosterona en los ovarios. La “Alopregnenolona”, es tranquilizadora y su marcha repentina es clave en el Síndrome Premenstrual. Durante las adolescencia, las mujeres desarrollamos más habilidades sociales y de comunicación, debido en gran parte al aumento de estrógenos, mientras que los hombres se vuelven más reservados y prefieren actividades individuales, como los videojuegos, según la autora.

Diferencias entre sexos

Leyendo esto, es imposible no pensar cómo afectan las hormonas al cerebro de hombre y mujer y dónde pueden estar muchas de nuestras diferencias o desencuentros. También porqué hay mujeres que tienen un lado masculino más desarrollado u hombres que se sienten más femeninos. Parece que además de factores circunstanciales, también existen causas cerebrales…

¿Más cerebro que corazón?

Según la investigadora, “las hormonas pueden determinar qué le interesa al cerebro y guiar conductas alimenticias, sociales, sexuales o agresivas. Más del 99% del código genético de hombres y mujeres es exactamente el mismo. Entre 30.000 genes que hay en el genoma humano, la variación de menos del 1% entre los sexos puede parecer pequeña. Pero esa diferencia de porcentaje influye en cualquier pequeña célula de nuestro cuerpo. Desde los nervios que registran placer y sufrimiento, hasta las neuronas que transmiten percepciones, pensamientos, sentimientos y emociones”.

¿Somos entonces más cerebro que corazón? ¿O es que en el cerebro residen muchos más asuntos que los puramente anatómicos? Las diferencias o desequilibrios hormonales, pueden estar detrás de muchas conductas o conflictos que tenemos en las distintas etapas de la vida, en especial las mujeres, durante la adolescencia, maternidad o menopausia.

Esto fue lo que le llevó a la neuropsiquiatra a fundar en 1994 la Women’s and Teen Girls’ Mood and Hormone Clinic, en el departamento de Psiquiatría de la Universidad de California, San Francisco. Una de las primeras clínicas del país dedicadas a observar los estados del cerebro femenino y cómo la neuroquímica y las hormonas afectan al humor, según los días del ciclo hormonal femenino.

Todo esto y mucho más, lo cuenta Louann Brizendine en sus conferencias y en este fascinante libro, a través de ejemplos concretos de pacientes de distintas edades y situaciones vitales. Una herramienta imprescindible para cualquier mujer que quiera conocer el funcionamiento de su cerebro y cómo afecta a sus impulsos, contradicciones o dudas. Y para todo hombre interesado en comprender mejor el universo femenino.

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