El 1 y el 2 de noviembre se celebra el Día de Muertos en México y en muchas ciudades de EE.UU., especialmente en California (ya que por su proximidad, hay una importante comunidad mexicana).
Estuvimos en el Museo Latinoamericano de Long Beach, donde todos los años tiene lugar una auténtica fiesta de los muertos. Este año, en honor del escritor colombiano Gabriel García Márquez.
A modo de cuentacuentos explicaron a los niños el modo tan peculiar que los mexicanos tienen de “celebrar” la muerte. Una bonita forma de entenderla como una etapa más del proceso de la vida y de recordar a los muertos con alegría.
En el Día de los muertos, todo gira en torno al personaje de “La Catrina”. Su nombre original es “Calavera Garbancera”, palabra con la que se conocía a las personas que vendían “garbanza” (los indígena que pretendían ser europeos). Por eso su creador, el caricaturista José Guadalupe Posada la representaba sin ropa, en los huesos, pero con sombrero francés y plumas de avestruz (una crítica a los mexicanos pobres que querían aparentar).
Pero fue el muralista Diego Rivera quien la bautizó con el nombre de “La Catrina”, disfrazándola y convirtiéndola en todo un icono mexicano. Ahí va “La Catrina” con sombrero, plumas y traje de fiesta… para celebrar contigo la vida, pero también la muerte!.
Por eso es costumbre el Día de los Muertos pintarse la cara de calavera y disfrazarse de “Catrina”, con flores en el pelo, vestidos de fiesta, velos, sombreros y collares.
Decorar “calaveras de azúcar” y hacer máscaras y flores de papel.
Comer platos típicos mexicanos, churros, tomar Margaritas y bailar canciones tradicionales.
Me llamó la atención este peculiar concurso de “altares”. Según me explicó una de las artistas, sabia mujer mexicana de esas que han vivido toda una vida… ellos también llevan flores a sus muertos el día de difuntos, pero además su comida, bebida y canciones favoritas (Mariachis incluidos) y para recordarlos con alegría les ponen “altares”.
Estos altares pueden ser “de simpatía” (dedicados a personajes que admiras, como por ejemplo este de Frida Kahlo).
O “tradicionales”, para recordar a tus antepasados. En ellos colocas fotos y objetos personales, su comida y bebidas favoritas, pan de muerto, velas, calaveras y flores. La flor típica de los muertos es anaranjada, se llama “cempasúchil” y simboliza el resplandor del sol para guiar las almas de los muertos.
Me gustó éste especialmente por su aspecto kitsch, sus colores, sus detalles, sus Mariachis y su aire de fiesta.
Una fiesta divertida, interesante por todo lo que encierra, por sus icónicas calaveras y porque transforma la tristeza en alegría y la muerte, en parte de la vida.
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