En España la tradición de regalar huevos en Pascua se remonta al siglo IV. En aquella época, la Iglesia no permitía el consumo de huevos durante la Cuaresma, pero las gallinas seguían poniendo huevos (ajenas a las normas religiosas) y como tirar los huevos ¡hubiera sido un pecado!, los guardaban hasta el domingo de Resurrección. Entonces la gente regalaba cestas con huevos y los abuelos entregaban a sus nietos panecillos con huevos que llevaban a bendecir, como símbolo de vida.
En Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana y Murcia, empezaron a regalarse “Monas de Pascua”. ¿Pero que tienen que ver las monas con los conejos y con los huevos de chocolate? Las “Monas” ¡no son huevos con forma de monas muy monas! es una tradición que indica que la Cuaresma y sus abstinencias se han terminado. Viene del árabe “munna” (obsequio) y los padrinos las regalan a sus ahijados el día de Pascua.
Originalmente, en la Comunidad Valenciana, consistía en un bollo de harina, azúcar, huevos y sal que se llamaba “Panquemado”, al que se le añadían uno o más huevos (tantos como años tenía el niño), a los que a veces se les pintaba la cáscara.
En Cataluña, la mona era una tarta con huevos de chocolate, aunque hoy en día puedes encontrarlas de cualquier tema, precio, tamaño o personaje, pero siempre de chocolate, para gustar a niños y mayores y decorar los escaparates de las pastelerías de la forma más vistosa posible.
Desde el año 1904, en que se celebró una exposición de figuras de chocolate en el Parque de la Ciudadela de Barcelona, importantes muestras y concursos se realizan todos los años, convirtiendo a las “Monas de Pascua” en auténticas esculturas y al manejo del chocolate, en un arte, cuyo límite lo pone la imaginación y pericia del maestro chocolatero. Mañana os hablaré y os mostraré el espectacular trabajo de algunos de estos “peculiares artistas” catalanes.
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