«El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos», decía el político y filósofo Antonio Gramsci. Lástima que la política, ya no sea como antes…
Es tiempo de fantasmas, de monstruos y de brujas. De seres mágicos, pero también malvados. Fantasmas que mienten, que venden humo y prometen cosas que no van a cumplir.
Monstruos que surgen de la nada o en laboratorios, sin ética ni escrúpulos. Que juegan con la ciencia y con los sentimientos. Que se transforman, que tienen varias caras, que mutan y se vuelven cada vez más peligrosos.
Seres invisibles que se cuelan en nuestras casas, provocando interferencias. Que intentan asustarnos cada día y propagar el miedo con sensacionalismos y verdades a medias.
Brujas, arpías, muñecas diabólicas de apariencia pura, que esconden sus maldades y no tienen cura.
Monstruos que existen también dentro de nosotros y que con el miedo, salen a pasear de vez en cuando, para mostrar nuestro lado bueno.
Fantasmas que quieren acompañarte, pero cuando los conoces, dejan de asustarte.
Monstruos raros en apariencia, que pueden causar terror, pero tienen un buen corazón.
Brujas sabias que cocinan pócimas mágicas, con tesón, hierbas que curan el alma y mucho amor…
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