El 2020 acabó con un sol espléndido y el 2021 empezó en España con una nevada histórica, que está causando numerosos daños personales y materiales. Pero no todo es negativo y según el refrán: “Año de nieves, año de bienes”…
En La Rioja dicen que la nieve es oro para la viña. Cada época del año tiene su beneficio en las cosechas y en invierno, las plantas y las almas, están en modo “reposo vegetativo”. Esto no significa que no hagan nada, sino que están creciendo por dentro y asentando sus raíces para florecer en primavera. Es en este momento de espera y reposo, en el que bichitos, insectos y hongos, se ayudan de la corteza de la vid para protegerse. La llegada del hielo y la nieve, consiguen eliminarlos, haciendo que la planta crezca sana y fuerte. La nieve, además, se absorbe poco a poco, por lo que es una buena reserva de agua y ayuda a crear una capa cicatrizante. Buen momento, por tanto, para hidratar, limpiar y cicatrizar heridas…
En Madrid hacía tiempo que no nevaba en la ciudad. Dicen que la culpa de esta abundante nevada es del cambio climático o de la borrasca Filomena. Yo a menudo pienso, que el temporal ha llegado para que de una vez por todas, nos quedemos en casa y nos salvemos de un mal mayor. En la capital no se recuerda una nevada tan abundante desde los años setenta. Incluso hay que remontarse hasta el 1900 para encontrar en las hemerotecas un espesor similar de nieve de unos 50 cm.
Ante la magnitud del temporal, con ciudades y carreteras colapsadas, muchos vecinos nos hemos organizado para despejar las calles con picos y palas, bandejas y recogedores. Otros han llevado mantas y comida caliente a personas sin hogar. Y algunos (que ya han sido bautizados por la prensa como los “ángeles de la guarda“) están utilizando sus coches 4×4 para acercar personal sanitario y enfermos a los hospitales, donde las ambulancias no pueden acceder.
Excelente trabajo de bomberos, militares y protección civil, que han rescatado personas y despejado principales vías de acceso a mercados de alimentación y hospitales. Los sanitarios extenuados, siguen dando lo mejor de sí mismos en una carrera de esquí de fondo que parece no tener fin… Agradecidos estamos siempre por su trabajo incondicional y vocacional.
Las calles de Madrid se han llenado de esquis, trineos, tablas de snow board y todo tipo de artilugios para desplazarse por la nieve, incluso gente montada en paellas… Pero la diversión ya se ha acabado. Ahora debemos tener cuidado con el hielo que resbala y salir lo imprescindible.
En momentos de arrimar el hombro, todo vale. Compartir comida, canciones, palabras, e incluso una buena actitud sin reproches, trabajo en equipo o la mejor de nuestras sonrisas plasmada en un efímero muñeco de nieve.
Sigamos capeando el temporal, con responsabilidad ciudadana y política, trabajando por el bien común, disfrutando de los pequeños momentos… y pensando que después de la tormenta, siempre llega la calma. Mucho ánimo para todos!
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