Durante todo el año los americanos van decorando sus casas de acuerdo con el evento a celebrar. Poco a poco las van iluminando cada vez más, hasta que llega la Navidad y entonces se produce una especie de apoteosis decorativo y luminoso por dentro y por fuera, que puede terminar hasta con fuegos artificiales… A los niños les encanta ir por el barrio buscando “casas iluminadas”… ¡y a veces se llevan verdaderas sorpresas!
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