Hace unos meses estuve unos días en Ojai con un grupo de chicas estupendas. Todas madres, de distinta procedencia pero con las mismas inquietudes: una de ellas, la de “nos gusta comer (bien)”. El contenido de nuestras neveras portátiles y las delicatessen del carrito de la compra (quesos, vinos, aceite y chocolates) delataban nuestro amor por la gastronomía.
Hicimos una clase de cocina española con cena incluida (me hizo recordar las clases para extranjeros, cuando trabajaba en la Escuela de Cocina). Entre risas y vino español, les conté que una “Gilda” es (además de una estrella de Hollywood) un pincho “typical spanish” y que a “tortilla de patata” sabían las tetas de Penélope Cruz en aquella imborrable secuencia de la película “Jamón, jamón”, o al menos, eso decía Bardem…
Además de la tortilla, no faltaron productos riojanos y pan tumaca con jamón por supuesto, y aunque no encontré “ibérico”, le cena fue sabrosa y divertida.
De desayuno, nada mejor que un “Brunch Americano” para reponer fuerzas tras la clase de yoga (el mejor que he tomado hasta ahora y el más sano).
Fruta, smoothies, jamón, quesos, huevos, gofres, bacon, Mimosas… Si, ya sé, pero los huevos eran revueltos, los gofres caseros (con sirope de arce), el bacon (hecho en el horno crujientito y desgrasado) y las Mimosas tenían más zumo que Champagne! Así que todo bastante “healthy”…
Ahhh! se me olvidaba el pastel de tomate y albahaca que hizo Allison… ¡delicioso!.
Después de tanto “cocineo”, nos fuimos al restaurante italiano “Osteria Monte Grappa” a darnos un homenaje y lo probamos casi todo. Me sorprendió su materia prima, con productos frescos de granjas locales, pescados de la zona, pizzas y pastas caseras y platos interesantes, como los “Pappardelle al agnello brasato” (pasta casera cortada a mano, con cordero y una salsa de hierbas fantástica).
Al brownie calentito con helado que nos comimos de madrugada, no pude sacarle la foto. Desapareció en un minuto. ¡Qué fin de semana tan gastronómico, con estas mujeres da gusto!.
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