En España los claveles son sinónimo de fiesta y nuestra flor más popular. En las Fiestas de San Isidro de Madrid, que se celebran estos días, los chulapos los llevan en el ojal y las chulapas con un pañuelo blanco atado a la cabeza. En Andalucía decoran la Feria de Abril y la romería del Rocío, adornan los carromatos y el pelo de las mujeres vestidas de sevillanas o flamencas. Acompañan a Cristo y la Virgen en las iglesias y los pasos de Semana Santa.
En San Isidro, los claveles son un elemento básico de la indumentaria de las chulapas junto al mantón de manila y el traje. Un vestido chiné, rojo o celeste, con mangas de farol y falda larga ceñida a las caderas, con vuelo en los tobillos.
La costumbre de colocar un clavel atado con un pañuelo blanco en la cabeza de las chulapas viene del siglo XVIII y principios del siglo XIX, cuando se creó el vestido y se construyó la identidad del madrileño.
Los chulapos y chulapas eran los vecinos del barrio madrileño de Malasaña. Se les llamaba “chulos” por su distinguido traje y su forma de llevarlo. Las niñas llevaban claveles de color rosa y las mujeres rojos y/o blancos, en función de su estado civil. Dos claveles rojos, las casadas, dos claveles blancos, las solteras, un clavel rojo y otro blanco, las solteras y dos claveles rojos y uno blanco, las viudas.
Lo cierto es que los claveles, han inspirado canciones, zarzuelas y coplas, decorado teatros y tablaos, teñido de rojo la arena de las plazas de toros y alegrado las fiestas de Andalucía y San Isidro.
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