Jon Hamm ha ganado por fin el Emmy (después de estar nominado varias veces) por su papel de Don Draper en la serie “Mad Men”.
Hoy quiero rendir un pequeño homenaje a este gran personaje que quedará sin duda en nuestra memoria, por ser uno de los personajes más intrigantes de la televisión de todos los tiempos, gracias a su creador Matthew Weiner y al actor que lo hizo tan real. Tan real que, pese a ser un personaje de ficción, ha sido considerado el hombre más influyente del mundo. Deseado por mujeres y admirado por hombres, en la gran América todos quieren vestir como él, llevar su corte de pelo, beber lo que el bebe, fumar lo que el fuma, tener su mismo coche…
¿Pero qué es lo que tiene Don Draper que lo hace irresistible?
Un antihéroe en cuerpo de héroe: Su aspecto de hombre perfecto, oculta otro lleno de imperfecciones.
Un triunfador que esconde a un perdedor: Es el Director Creativo de la agencia de publicidad más exitosa del momento, pero un desastre en su vida privada.
Brillante y sucio: Su mirada firme, su pelo engominado, sus blanquísimas camisas, su traje impoluto y sus zapatos relucientes, esconden su suciedad y en ocasiones su falta de escrúpulos. Pero en el fondo es bueno y por eso siempre nos huele bien, aunque se fume los ceniceros y se beba todo el whisky del mueble bar a cualquier hora del día.
Directo y misterioso: Aparentemente tiene su vida controlada y pisa fuerte en las grandes avenidas, pero en los callejones, esconde un misterioso pasado.
Un tipo con carisma pero inseguro sentimentalmente: Es capaz de convencer a cualquier multinacional para venderle una campaña y a casi todas las mujeres para que caigan en sus redes, pero es incapaz de mostrar sus verdaderos sentimientos.
Gran orador y hombre de pocas palabras: Tiene mucha labia para elaborar el discurso creativo más brillante y que cuando hable todo el mundo le escuche, pero en su relación con las mujeres es más bien un hombre acción.
Libre pero esclavo de su pasado: Tiene la suficiente libertad para hacer lo que le da la gana, pero no es capaz de olvidarse de su turbio pasado.
Leal e infiel: Aunque es un mujeriego casi enfermizo, es fiel a sus amigos y un hombre de costumbres. Siempre bebe el mismo cóctel y fuma la misma marca de cigarrillos.
Sofisticado y humilde: Su aspecto impoluto, sus sombreros y sus elegantes abrigos, le dan un toque de sofisticación que se completa con sus “old fashioned”, sus “Lucky Strike”, su apartamento de diseño y su “Cadillac Deville” descapotable del 65. Pero no tiene otros caprichos, no le gusta ir a fiestas ni restaurantes caros, ni es un derrochador.
Un hombre seguro de sí mismo y un niño asustado: Su mirada firme transmite seguridad, pero sus ojos no dejan de mostrar a un niño inseguro, fácil de consolar, pero difícil de salvar.
Social y solitario: Se muestra líder en cualquier reunión social, pero donde más cómodo se siente es solo en la barra de un bar. Eso sí, acompañado de un whisky, un cigarro y cualquier mujer que se preste.
Valiente unas veces, pero cobarde otras: Tiene arranques de sinceridad, aunque la mayoría de las veces prefiere “esconder la cabeza debajo del ala”.
Superviviente y vulnerable: Como el Ave Fénix resurge de sus cenizas una y otra vez, pero es capaz de tropezar mil veces con la misma piedra.
Su slogan es: “La gente quiere Felicidad, compra felicidad. Así que eso es lo que le haremos creer que le damos.” Eso es lo que les hace creer a las mujeres. Lo que nos hace creer a nosotras. Pero nos da igual. Porque nos gusta cómo es: imperfecto, misterioso y terriblemente guapo…
Don Draper, quizá fuiste un vendedor de humo, pero “el humo de tus cigarrillos cegó nuestros ojos para siempre”. Nos envolvió en una época que, como tú, no queremos que se acabe, porque la rueda de la vida, cada vez gira más deprisa. Y es por eso que nos gustaría seguir soñando con nostalgia y bailando tu lenta melodía…
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