En España se celebra cada 1 de noviembre el Día de todos los Santos. Una tradición religiosa donde lo habitual es asistir a una misa en recuerdo de todos los difuntos. La gente viaja a sus ciudades y pueblos de origen, donde están enterrados sus familiares y realizan procesiones a los cementerios para llevarles flores.
Si preguntas a un español cuál es el cementerio más bonito, seguro que te dice que el de su pueblo, porque es donde están enterrados sus seres queridos. Y es que en España, hay verdaderas joyas arquitectónicas de cementerios curiosos que merecen una visita. Muchos de ellos han sido declarados Monumento Histórico-Artístico Nacional y no tienen nada que envidiar a los maravillosos que hay en Londres…
Los hay sencillos, como este de Burguete (Navarra), donde no se permite la colocación de panteones, por aquello de que “ante la muerte todos somos iguales”.
O el espectacular Mausoleo de Julián Gayarre, en el cementerio de Roncal.
En Galicia hay cementerios muy interesantes, como la Necrópolis de Noia (A Coruña), con iglesia medieval incluida, que contiene tumbas interiores y exteriores de diferentes siglos.
O las ruinas de la apocalíptica iglesia gótica de Santa Mariña (Cambados) que albergan el cementerio más melancólico del mundo…
En Asturias, el Cementerio Municipal de La Carriona (Avilés) también es espectacular, con sus panteones y esculturas funerarias.
Y en Barcelona, está la famosa y original escultura “El Beso de la muerte” en el cementerio de Poblenou.
En Málaga hay algunos muy curiosos como el Cementerio Inglés de San Jorge, el primero protestante de España.
El Cementerio de Sayalonga, es el único de forma circular, con farolas que iluminan un callejón de nichos encalados.
O el Cementerio de Casabermeja, un auténtico pueblo blanco de los muertos, a la sombra de los cipreses.
Para terminar, unos dulces típicos de esta fecha son los “Buñuelos de viento” (sin relleno), hechos a base de harina frita y azúcar o los “Panellets”, típicos de Cataluña, Valencia y Baleares (mazapán cubierto con piñones). Aunque la estrella son los “Huesos de Santo”, canutillos de mazapán (elaborados a base de almendra) cubiertos de almíbar y rellenos de yema.
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