“La Ceremonia de Bendición de la Madre era un antiguo ritual de los indios Navajos, que se realizaba para apoyar y dar fuerza a la madre en el parto y la maternidad…
Aquel mágico momento, me hizo imaginar las reuniones de mujeres de las tribus ancestrales. Reflexionamos sobre el significado de ser madre. La inevitable pérdida de la identidad. Lloramos recordando las intensas sensaciones de nuestros embarazos y partos. Hablamos de la simbología de aquella unión a través del cordón umbilical, a nuestras madres y a nuestros hijos. Y de lo que suponía cortarlo, física y emocionalmente. De esa necesidad de alejarte del mundo, porque no puedes con todo y a la vez, tienes que estar más presente que nunca. De la sensación de plenitud y vacío. De la de estar viva y dar vida. De ese extraño pero especial momento donde se pierde la Niña Loca y se encuentra la Madre Cuerda, que toma las riendas aún sintiéndose confusa…
Creo que era la primera vez que hablábamos de estos temas con sinceridad. Que nos enfrentábamos a nuestra maternidad de forma tan valiente. Que éramos conscientes de que nuestro verdadero poder era lo que nos hacía más vulnerables. El poder de crear, amar y dar vida sin miedos ni culpas. Y en ese preciso momento sentimos la necesidad de luchar más fuerte que nunca por nuestros derechos, como mujeres y madres, por una maternidad más valorada y por un futuro mejor para nuestros hijos”…
“Mujeres que viajan en burro”
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