La mujer es uno de los temas centrales de los artistas modernistas. Algunos las representaban como bellas musas y otros, como mujeres fatales, seductoras y peligrosas.
Gustav Klimt vivió con su madre y dos hermanas solteras hasta su muerte. No se casó nunca, pero tuvo tres hijos reconocidos con mujeres humildes que trabajaban en su taller como modelos. Las mujeres, no sólo le inspiraban, sino que eran un motivo recurrente en su obra. Las pintaba sensuales, seductoras, seguras de sí mismas, protagonistas de su propia vida.
Las envolvía en colores, telas orientales y exóticas flores, elevándolas, incluso, a la categoría de diosas o musas. Mostrando sensibilidad por el cuerpo femenino. Las pintaba imperfectas, pero rebosantes de belleza. Respetando y valorando todas su etapas vitales. Jóvenes, maduras, amantes, madres embarazadas, ancianas, siempre poderosas, libres y sabias.
Klimt se convirtió en uno de los grandes y mejor pagados retratistas de la época, gracias a las mujeres de la alta burguesía vienesa: la periodista Berta Zuckerkandl, la coleccionista de arte Serena Lederer o la diseñadora de moda Emilie Flöge, con quien se le relacionó sentimentalmente.
¿Pero quién fue Emilie Flöge? (1874-1952)
Una mujer moderna, adelantada a su época. Empresaria y diseñadora de moda. Creció en una familia burguesa acomodada de Viena y no se casó nunca, algo bastante raro por aquel entonces.
Viajaba a menudo a Paris y Londres, para conocer las últimas tendencias. Diseñó el “vestido reforma” para la “nueva mujer”, prescindiendo del corsé y dándole libertad y espacio para moverse.
De 1904 a 1938, Emilie y sus hermanas tenían uno de los talleres de confección más exclusivos de Viena, donde trabajaban 80 modistas. Fue diseñado por dos miembros destacados de la Secesión vienesa: el conocido arquitecto Josef Hoffmann y el diseñador de interiores Koloman Moser. Gustav Klimt se encargó de crear el logotipo comercial de las Hermanas Flöge.
Klimt y Emilie se habían conocido unos años antes, cuando el hermano de él se casa con una de las hermanas de ella. Durante más de 20 años, el artista le escribe más de 200 postales, le hace un retrato, pasan muchos veranos en el lago Atter y se inspiran mutuamente en sus creaciones. Cuando el artista estaba a punto de morir, solo pidió que viniera a verle Emilie…
Preciosa e inspiradora la Exposición de Klimt del Matadero. La experiencia sensorial para disfrutarla en bucle, una y otra vez… Acaba el domingo. Sin duda un buen plan de fin de semana!
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