Me gustaba ir a la verbena al caer la tarde, con un grupo de amigos, cuando empezaba a soplar el aire “en las Vistillas”.
Para ver cómo los últimos rayos de sol se transformaban poco a poco en luces de verbena…
Como el baile agarrado del chotis “se iba despegando”…
La musiquilla de organillo se convertía en cuerdas de guitarra eléctrica…
Y a la limonada se le añadía cerveza ¡y una de calamares!.
Me gustaba ver a los niños marcharse dormidos en sus carritos y a las abuelas retirarse orgullosas, con su clavel en el pelo, agarradas de sus chulapos…
Éramos jóvenes y teníamos toda “la noche madrileña” por delante…
Os dejo con un chotis de la “La Verbena de la Paloma” y nos vemos mañana ¡que aquí también hay música este fin de semana!, cuantas cosas tengo que contaros este mes…
Speak Your Mind