No se puede hablar del chocolate y no hacerlo de la familia Escribà, toda una institución en Barcelona. Cuando el abuelo de Antoni Escribà en 1906 dejó de repartir carbón para abrir una panadería en el 546 de la Gran Vía de Barcelona, no sabía que su horno de pan se convertiría en la mejor panadería del barrio y no sólo por su admirada fachada e interior modernistas… Tampoco se imaginó que su nieto Antoni Escribà, por trabajar en esta panadería acabaría siendo “el maestro chocolatero” por excelencia, revolucionando el mundo del chocolate. Ni que sus bisnietos seguirían en ese mismo local un siglo después, perfeccionando “el arte del chocolate”.
El caso es que Antoni Escribà, por circunstancias de la vida, tuvo que dejar sus estudios de escultura y ayudar en el negocio familiar. Pero su espíritu creativo y sus conocimientos artísticos, le llevaron a modelar pequeñas figuras con miga de pan y descubrir el chocolate, a convertirse en un auténtico “escultor del chocolate”. Su gran dominio de la técnica y su imaginación le transformaron en “el mago del chocolate” y viajó por todo el mundo dando conferencias, clases magistrales, escribiendo libros y ganando multitud de premios, lo que le llevaron a convertirse en el Mejor Pastelero de Europa. Sus “Monas de Pascua”, se hicieron famosas por medio mundo y fue pionero en venderlas por Internet.
Hoy la saga continúa. Sus tres hijos están al frente del negocio familiar y Christian Escribà, (uno de los mejores reposteros españoles en la actualidad), exhibe cada Semana Santa en su tienda de la Gran Vía barcelonesa, sus espectaculares monas de pascua de varios metros de altura, muchas horas de trabajo, cientos kilos de peso e incalculable valor. Entrar en el show room de Escribà, es como hacerlo en una boutique parisina…
Pero si las monas de Escribà son espectaculares, las de Oriol Balaguer son el símbolo del minimalismo. Conceptuales, cubistas, geométricas… Buen gusto diseñado con el chocolate más exquisito.
Considerado también uno de los mejores reposteros de España, Oriol trabajó con Adrià en El Bulli durante 7 años. Su tarta “Ocho texturas de chocolate” (elaborada con bizcocho, caramelo, mousse, sorbete, guirlache, natillas y chocolate) fue premiada “Mejor Postre del Mundo en 2001” y en 2002, inauguró su Estudio de Chocolate y Pastelería en Barcelona (el primero de España), donde él y su equipo creativo crean, diseñan y desarrollan colecciones de bombones y tartas por encargo. Hoy sus creaciones están presentes en más de 11 países y los mostradores de sus boutiques, encierran piezas de muchos kilates… ¡pero de chocolate!.
Enric Rovira, otro premiado gran maestro chocolatero (hijo de pasteleros artesanos de Barcelona), tiene como objetivo diseñar productos de chocolate de alta calidad, vinculados al arte catalán. Sus bombones, monas de pascua y turrones, son famosos en todo el mundo.
Colabora con ceramistas, diseñadores y artistas para convertir sus ideas en piezas de chocolate y eso se nota en sus texturas, en sus huevos surrealistas de aspecto daliniano o en sus creaciones de chocolate basadas en la obra de Gaudí.
Un delicioso oficio el de estos maestros chocolateros, que trabajan el chocolate como auténticos artesanos, fundiéndolo para poder moldear preciosas esculturas… que no tienen otro objetivo, que perdurar el tiempo que los paladares tarden en deshacerlas. Sin duda, el sueño de muchos de nosotros.
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