La gran mayoría de la población, tanto masculina como femenina, es imperfecta. Soy de la opinión de que en cada imperfección existe algo auténtico, único, especial y en eso reside la belleza: en lo que nos hace diferentes. Pero la sociedad se empeña en seguir buscando, retocando y mostrando “cuerpos perfectos”. ¿Y quién decide cómo tiene que ser esa perfección? Absurdos cánones de belleza, que van cambiando a lo largo de la historia y que se alejan demasiado de las mujeres reales.
En el caso de las mujeres, las exigencias físicas en la publicidad y el cine, son aún mucho más estrictas. La activista feminista Jean Kilbourne decía en su documental “Killing Us Softly” que estaba cansada de escuchar la misma pregunta cuando hablaba de la representación de la mujer en los medios: Después de cuarenta años hablando sobre este tema ¿No han mejorado las cosas? Según la autora, no sólo no han cambiado, sino que han empeorado.
El documental, se volvió muy popular en las universidades americanas, ya que ha servido durante diferentes épocas, como herramienta de estudio y debate sobre la imagen de la mujer en los medios. Además, ha sido editado desde los años 70 hasta en cuatro ocasiones, la última en 2010. Y es que todos sabemos la influencia que ejerce la publicidad, el cine y las redes sociales, con esas imágenes edulcoradas, retocadas e irreales en las adolescentes y las consecuencias nefastas que pueden tener sobre su autoestima.
Hoy en día muchos anuncios ya no sólo venden productos, sino que además nos transmiten “cómo deben ser” el amor, la sexualidad, el éxito y la belleza. Siguen dictándonos lo que deberíamos ser o incluso sentir. Haciéndonos creer que lo que más importa es el aspecto físico. Buscando ideales de belleza. Contribuyendo a que las adolescentes se comparen y quieran parecerse a modelos inalcanzables que ni siquiera son reales. Mientras, los retoques fotográficos, se encargan de estilizar cuerpos, atenuar imperfecciones, e incluso borrar cualquier marca, cicatriz, cana o arruga.
Pero en los últimos meses y con la era del Me Too, algo está cambiando. Las mujeres hemos empezado a defender no sólo nuestros derechos, también nuestros cuerpos y nuestra auténtica belleza, y debemos seguir haciéndolo.
Como consecuencia, hace unos días, la popular firma de lencería Victoria´s Secret anunciaba que ya no hará más shows televisivos con chicas convertidas en ángeles de medidas perfectas. La marca está en crisis, por su falta de diversidad, la búsqueda de una nueva identidad y el auge de los movimientos de mujeres, cada vez menos dispuestas a dejarse influenciar por las exigencias de las marcas.
Por el contrario, la marca de cosmética Dove, que ya lleva tiempo apostando por las mujeres reales, ha puesto en marcha el Proyecto #Muéstranos. La firma asegura que “El 70% de las mujeres siguen sin sentirse representadas en los medios de comunicación y la publicidad”. En base a esto, está colaborando con el portal de imágenes Getty Images, la comunidad de fotógrafas “Girlgaze” y mujeres de todo el mundo, para crear la primera biblioteca de fotos que rompa con los estereotipos de belleza.
El proyecto está 100% gestionado por mujeres de 39 países, tanto delante como detrás de las cámara. Más de 5.000 imágenes de mujeres fotografiadas por otras mujeres, con una visión más inclusiva de la belleza que la que muestran los medios. Imágenes de la vida real, sin trampa ni cartón, sin retoques ni filtros. Mujeres que autodefinen su concepto de belleza y se muestran tal y como son.
Con una sonrisa y una mirada se puede conquistar el mundo. Y eso es lo que muestra nuestra esencia. Con confianza, seguridad y queriéndonos a nosotras mismas, podemos mostrarle al mundo la verdadera belleza de las mujeres reales.
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