Música para La Paz

La semana pasada, en una plaza de Ucrania, sonaba música para La Paz. Los músicos de la Orquesta Sinfónica de Kiev, “empuñaban” sus instrumentos, para responder a las armas con lo mejor que saben hacer: música. En la plaza Maidán, se escucharon por unos minutos melodías para la paz, en medio de una intensa emoción y sorpresa. Entre ellas, el himno de Ucrania, el de la Unión Europea y la novena sinfonía de Beethoven.

Hace unos días, el director ruso Dima Slobodeniouk tocó también el himno de Ucrania junto a la Sinfónica de Galicia durante un concierto en Cuenca como homenaje al pueblo ucraniano. Este martes, Sting tocaba en redes sociales Russians”, cuya letra sigue de actualidad a pesar del paso de los años. 

Multitud de conciertos se celebran estos días en distintas ciudades del mundo. Uno de ellos, lo organizan Guerassiam Voronkov y Ala Voronkova. Él es director de orquesta ruso y ella violinista ucraniana. Son pareja, residentes en Barcelona y no comparten algunas ideas, pero están unidos por el amor y la solidaridad, para apoyar a Ucrania y la paz. Y es que “la música sirve para alzar la voz en momentos de guerra, pero no hay que mezclarla con la política”, dice Ala.

El otro día una mujer llegaba a su casa de Kiev y la encontró destrozada por los bombardeos. Consciente de que tenía que buscar otro lugar para vivir, desempolvó su piano, lo abrió y se puso a tocar como si el mañana no existiera. ¿Existe, acaso? Una última canción ante la desolación, que más que una despedida, parece un canto a la esperanza.

Según el diario mexicano Vanguardia, esta madre pianista se llama Irina Maniukina, tiene 48 años y vivía en Bila Tserkva. Estaba en el mercado con su hijo cuando su hija Karina, que estaba en casa, la llamó porque un misil había caído a escasos metros de su casa, destrozándolo todo.

Fue su hija la que grabó este vídeo que se hizo viral en el tiempo que tarda en caer un misil. Contó en las noticias que su madre empezó a tocar el piano para calmarse, ordenar ideas y despedirse de la casa. También para recordar junto a sus hijos los buenos momentos que habían vivido allí.

España se encuentra a unos 3.000 km de Ucrania, pero pese a la distancia, ayer mi vecina, volvió a tocar el piano. Lo suele hacer cuando está triste. Cada vez que lo toca, todos paramos y la escuchamos en silencio. Pensé en la mujer embarazada que rescataron del hospital maternal bombardeado hace unos días. Acababa de leer en el periódico que aunque intentaron salvarla a ella y al bebé, los dos han muerto. 

A veces no hay palabras para expresar la sinrazón, la impotencia y el dolor. Pero la música es una de las armas más poderosas que existen contra la destrucción. Para pedir la paz o sobrellevar la guerra. Aunque solo sea apaciguando el llanto y buscando la belleza…

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Mujeres que Vuelan