¿Niños adictos a los videojuegos?

Últimamente se está hablando mucho de la adicción tecnológica. A las pantallas, a la televisión, al móvil… incluso de niños adictos a los videojuegos. Algunos expertos aseguran que el único comportamiento descrito como “adicción” (como el Manual Diagnóstico de Psicopatología DSM) es el juego en adultos. Pero yo me pregunto… ¿No son los videojuegos un juego, aunque sea de niños?.

niños adictos a videojuegos

Según la psicóloga especializada en niños Natalia Valverde, “para que haya adicción, se deben dar tres condiciones: un patrón de uso problemático, que exista síndrome de abstinencia y tolerancia (esto es que el cuerpo se va acostumbrando a la dosis de la droga, por lo que hay que ir aumentándola) y esto no siempre se cumple”. En su opinión, “podemos hablar de un abuso o mal uso en la infancia, adolescencia y en la edad adulta. En algunos casos puede crearse una situación de dependencia, cuando el exceso genera sintomatología, como el llamado síndrome de abstinencia”. Según la experta, si nos centramos en el tiempo que pasan nuestros hijos frente a las pantallas, es difícil saber lo que es mucho o poco, ya que esto es bastante subjetivo, pero es preocupante cuando existen estos síntomas:

  • Los niños han perdido el interés en otras actividades y no disfrutan de otra manera.
  • Cuando no tienen el dispositivo o se lo quitan se enfadan mucho.
  • Están más agresivos, irritables, nerviosos.
  • Sensación de apatía. Parece que la vida no la disfrutan igual y se muestran impacientes por volver a jugar.
  • Mienten para jugar o lo hacen a escondidas.
  • Cada vez quieren jugar más rato y van incrementando el tiempo.
  • Se olvidan incluso de comer o de ir al baño.

Esto es lo que le pasó a una niña británica hace unos días. La noticia saltaba a los titulares de los periódicos, alarmando a todo el mundo. Podéis leerla aquí

Según Valverde, “es importante recalcar que los niños no tienen capacidad de autorregulación, y somos los adultos los que tenemos que limitar el tiempo de juego. Animarles a que jueguen a otras cosas y ser capaces de decir NO. Por otro lado, los niños aprenden por imitación, no por lo que les decimos. Si ven que usamos los dispositivos electrónicos continuamente, ellos lo harán. A veces no hay que echar un sermón, sino actuar. Prohibir, decir BASTA y no usar el móvil delante de los niños. Lo digital cada vez ocupa más espacio en nuestras vidas, dibujos 24 horas, televisión a la carta, lo que quieras, cuando quieras. La cultura de la satisfacción inmediata, provoca una baja tolerancia a la frustración, a no querer esperar y a tener menos capacidad para el control de impulso”, opina la psicóloga. “Además, la mayor presencia de las mujeres en el mundo laboral, hace que los padres estemos más cansados y dediquemos menos tiempo a nuestros hijos en favor de los babysitters tecnológicos“, añade.

Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud anunció la semana pasada el “gaming disorder” como una nueva condición de salud mental, incluyéndola en la 11ª edición de su Clasificación Internacional de Enfermedades. Y espera que esta inclusión estimule el debate, así como una mayor investigación y colaboración internacional, según explicó el Dr. Vladimir Poznyak, miembro del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS. Podéis leer la noticia aquí.

En EE.UU. ya llevan tiempo investigando, trabajando y alertando sobre este tema. Incluso existen centros y tratamientos de desintoxicación, como reSTART, uno de los programas pioneros para pacientes de distintas edades adictos a los videojuegos.

Hace unos meses, asistí en Los Ángeles a una charla interesantísima sobre los efectos de la tecnología en nuestras vidas. Allí conocí a la la doctora Victoria Dunckley, psicóloga, escritora y experta en el Síndrome de Pantalla Electrónica (ESS). Ha sido pionera en desarrollar un programa de cuatro semanas para terminar con las crisis, mejorar el rendimiento y las habilidades sociales en los niños. ¿Cómo? En su libro, “Reinicie el cerebro de su hijo”, explica cómo empezó a investigar por qué cada vez había más niños con desórdenes de conducta, irritables y nerviosos, con ansiedad y depresión. Muchos estaban siendo diagnosticados con TDAH, enfermedad bipolar, autismo u otros trastornos, pero no respondían bien a los tratamientos, con demasiados efectos secundarios. En su opinión, hay bastantes casos de niños mal diagnosticados e incluso sobremedicados.

Dunckley, descubrió que el uso diario de dispositivos electrónicos, como computadoras, videojuegos, móviles y tabletas, puede sobreestimular fácilmente el sistema nervioso de un niño, lo que desencadena una variedad de síntomas negativos en su conducta. Y que el ayuno electrónico estricto, por sí solo, mejora el estado de ánimo, la concentración, el sueño y el comportamiento, independientemente del diagnóstico del niño. Lo explica muy bien en este vídeo.

Dicen los expertos en adicciones que para recuperarse hay que dejar de consumir esa sustancia, pero… ¿Cómo no volvernos adictos o desintoxicarnos de una tecnología que cada vez nos parece más necesaria? Tomar conciencia y limitar el tiempo de uso, puede ser un buen comienzo. Cómo seres sociales que somos, necesitamos vernos cara a cara, hablarnos, tocarnos. Más contacto físico y menos tecnológico. Ahora que llegan las vacaciones y más horas de ocio, no caigamos en la tentación de enchufar a nuestros hijos a los “babysitters tecnológicos” y apartémonos, en la medida de lo posible, de los nuestros. Agudicemos nuestros sentidos, para ver lo que nos quieren mostrar, escuchemos sus historias, compartamos tiempo de calidad con ellos y disfrutemos juntos de la naturaleza.

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