Entre montañas, parajes naturales, árboles frutales y el mar Mediterráneo se encuentra Oliva. Una pequeña ciudad situada en la Comunidad Valenciana que conserva en perfecto estado su casco antiguo medieval. Desde la Plaza de Alonso, se pueden seguir tres rutas culturales diferentes.

La emblemática Calle de la Hoz
Por el antiguo Raval morisco, podéis recorrer a pie sus calles estrechas y empedradas. La pintoresca Calle de la Hoz, llena de casitas blancas con terrazas onduladas encaladas o el Tosalet del Doix, un mirador con bonitas vistas desde donde disfrutar de atardeceres espectaculares.

Preciosos atardeceres en Oliva
Si queréis impregnaros de su cultura, por la Vila Condal, podéis visitar museos, como el Etnológico, o recorrer varias casonas nobiliarias, como el Palacio de los señores Centelles y Riu Sech. Además, Oliva tiene un castillo fortaleza en lo alto de su montaña al que se puede subir para contemplar las iglesias de Santa María y San Roque, con sus características cúpulas azules.

Iglesia de San Roque en Oliva
No podéis perderos una visita al legendario Bar “El Pelut”, y probar sus figatells, unas deliciosas bolitas de carne de cerdo con especias que se sirven aplastadas, con pan y mostaza.

Figatells en el Bar “El Pelut”
Ya fuera de la ciudad, se encuentra el Parque Natural del Marjal Pego-Oliva, limitado por las sierras de Mostalla, Segària y Migdia. Fue una antigua albufera separada del mar por un amplio cordón dunar.

Parque Natural del Marjal Pego-Oliva
En pleno parque natural, a sólo 2 km de Oliva, podéis comer y daros un bañito en las aguas termales del Manantial Natural de la Font Salada. Sus aguas cálidas se mantienen todo el año con propiedades muy beneficiosas para la piel. En el Chiringuito Font Salada los niños pueden disfrutar de una zona de ocio con futbolín, billar y diferentes juegos para pasar una sobremesa divertida.

Manantial Natural de la Font Salada
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