Hace unos días fuimos a “Palm Springs”, la escapada perfecta de las estrellas de Hollywood desde los años 20, donde huir del bullicio de Los Ángeles, para tomarse un respiro. “La regla de las dos horas”, obligaba a los actores a estar disponibles en dos horas, por si tenían que volver a los estudios a repetir alguna toma.
Así que muchos compraron aquí “sus casas escondite”, como Sinatra, Dean Martin, Kirk Douglas, Cary Grant… y actrices como Marilyn Monroe, Greta Garbo o Elizabeth Taylor se alojaban en sus maravillosos hoteles.
Hoy, Clint Eastwood, Travolta, Halle Barry o DiCaprio acuden a esta ciudad, sobre todo durante el “Festival Internacional de Cine de Palm Springs”, que se celebra todos los años en enero.
Te gustará descubrir que “esta ciudad de vacaciones” cuenta con su propio Paseo de las Estrellas, que Elvis y Priscilla pasaron aquí su luna de miel, que su histórica Plaza Theatre fue el escenario de programas de radio de los años 40, que aquí se rodó “Oceans Eleven” y que todos los años se celebra por estas fechas la “White Party” (el mayor festival gay de música dance).
Aunque si por algo es famosa Palm Springs es por esas imágenes de inolvidables fiestas, al borde de las maravillosas piscinas de famosos hoteles como “El Mirador” o “El Riviera”, donde se alojaban las estrellas. Trampolines, salvavidas, tumbonas, sombrillas, enormes sombreros y gafas de sol, cocktails y camisas hawaianas…
Palm Springs es, en definitiva, un lugar extraño en mitad del desierto, donde las noches de verano duran todo el año, y donde la cegadora luz del sol y sus palmeras, te hacen pensar que el mar se esconde detrás de alguna de sus montañas. Pero es un espejismo, porque “detrás”, se esconde la nada más absoluta.
Un lugar para soñar… imaginando como fue el glamouroso oasis de Sinatra, seguir la huella de Elvis, visitar sus galerías de arte y tiendas de diseño o bañarte en una de esas piscinas, rodeadas de palmeras y montañas.
Os dejo con una canción refrescante de la época para animar un lunes aburrido: “C´mon and Swim”, de Bobby Freeman y mañana, un viaje soñado: “El oasis de Sinatra”.
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