La semana pasada volvimos a Palm Springs para pasar la Semana Santa californiana, que aquí llaman “Spring Break”. Alquilamos una de esas casas de los años 50 estilo Mid Century (de las que os hablaba en este post), un plan muy chulo para ir en grupo y con niños, siempre que tenga piscina, porque si no morirás de calor…
Primavera es sin duda un buen momento para ir a Palm Springs, porque puedes pasar del desierto más veraniego a un bosque invernal nevado en tan sólo 12 minutos.
¿Cómo? Cogiendo el peculiar teleférico que va desde el Valle de Coachela hasta el pico de San Jacinto. Pasarás de 800 a más de 3.000 m de altura sobre el nivel del mar y de 40 a 10°C. Eso si, necesitarás ropa de abrigo y tapones para los oídos, porque la presión es brutal, pero podrás pasar un día de picnic estupendo en un bosque alpino, hacer senderismo, pasear en burro o jugar con la nieve. Arriba hay dos restaurantes, una tienda y hasta un cine donde puedes ver un documental sobre su historia.
El Teleférico de Palm Springs es una de las mayores obras de ingeniería jamás realizadas, por el uso sin precedentes de helicópteros durante su construcción en los años 60 (la obra duró tres años). Es el más grande del mundo y sólo hay otros dos parecidos en Ciudad del Cabo y Suiza. En el año 2000 las cabinas fueron sustituidas por unas rotativas de 6 m de diámetro con capacidad para 80 personas. El suelo gira 360°, por lo que las vistas son panorámicas. Es espectacular sentir cómo te adentras en las montañas, ¡aunque no es muy aconsejable si tienes vértigo!, sobre todo después de leer que hace unos años se rompió uno de los cables y los pasajeros estuvieron suspendidos más de 4 horas en el aire…
Pero una vez que llegas arriba, las vistas son impresionantes.
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