“Badaq”, la fábula ecologista de Carlos Bardem

La semana pasada Carlos Bardem presentó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid su último libro: “Badaq”. El escritor conversó con el escritor e historiador Alfonso Mateo-Sagasta y los actores Manuela Velasco y Javier Bardem leyeron fragmentos de la novela.

Carlos Bardem presentando Badaq

La originalidad de la historia es que la protagonista es una Badaq (rinoceronte indonesio). Y es ella quien toma la palabra para denunciar, en esta fábula ecologista, la codicia del ser humano y la destrucción de la naturaleza. 

Ilustración de cubierta a partir de grabado de Durero

Manuela Velasco, metiéndose en la piel del animal, puso voz con gran ternura a esta cría de rinoceronte: “Me gusta recordar a mi madre. No hace tanto que me separé de ella. Qué dejó de enseñarme a distinguir lo bueno de lo venenoso”… Y narró algunos detalles de su singular existencia, que pasa observando a los humanos con sorpresa y describiéndolos con humor.

Manuela Velasco dando voz a Badaq

Según el autor, “la voz del animal nos retrata” y buscó esa “distancia irónica” en una hembra para hacer “una crítica del mal y la violencia del hombre, de la conquista y la esclavitud que vuelven inferior al sometido”.

Javier Bardem dramatizando un fragmento del libro

Carlos Bardem, que además de actor y escritor es licenciado en historia, nos contó que la novela parte de un hecho histórico. Hay una calle en Madrid que se llama la Calle de la Abada (como llamaban los portugueses a los rinocerontes) por un suceso que tuvo lugar en el siglo XVI. El gobernador de Java mandó traer un rinoceronte a Madrid para regalárselo al rey Felipe II. Parece que el animal acabó encerrado en el convento de San Martín, cerca de la plaza de Callao. La calle de la Abada sigue existiendo (va de la plaza del Carmen a la Gran Vía) y en el azulejo hay dibujado un rinoceronte.

Ojalá este viaje fantástico entre una isla, un galeón y Madrid sirva para reflexionar sobre la prepotencia del ser humano y la violencia absurda por querer imponer poder y verdades absolutas. También para replantearnos las relaciones con nuestros semejantes, los animales y el medio ambiente. 

Grabado “El rinoceronte” Alberto Durero

Ojalá esta fábula y su moraleja nos hagan creer en la utopía de que “otro mundo es posible” y sigamos cambiándolo. Alberto Durero dibujó en 1515 “El rinoceronte” (grabado en el que está basada la ilustración de cubierta). Lo hizo sin verlo nunca, a partir de un boceto y unas cartas. Pero le puso dos cuernos, escamas en las patas y le cubrió la piel con una armadura de guerrero. ¿Por qué sería? Ironías de la vida.

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