No soy mucho de bestsellers, pero me gustó bastante la novela de Maria Dueñas “El tiempo entre costuras”. Una historia de mujeres invisibles que tejen la historia en tiempos difíciles, entre locuras y batallas de egos masculinos.
Muchas lo hicieron entonces, confeccionando los uniformes de soldados que fueron al frente. Lamentablemente, otras lo siguen haciendo ahora, cosiendo con telas y redes, mallas de camuflaje para proteger a los ucranianos que defienden su país…
Sira Quiroga, la protagonista de esta historia, renace de sus cenizas después de ser engañada y abandonada. Impulsada por su pasión, valentía y esfuerzo, pero también ayudada por diferentes mujeres, logra cumplir su sueño: montar un taller de costura. Sus objetivos no son otros que sobrevivir, pagar su deuda y sacar a su madre de la guerra, haciendo lo que mejor sabe hacer.
Después de la exitosa adaptación de la novela a serie de televisión, la semana pasada se estrenó en Madrid el musical “El Tiempo entre costuras”. Dirigido por Federico Barrios Fierro (West Side Story, Sonrisas y Lágrimas, Cabaret) con escenografía de Ricardo Sánchez (Billy Elliot). La adaptación ha sido compuesta por Iván Macías y escrita por Félix Amador.
A destacar el vestuario diseñado por Lorenzo Caprile y Marietta Calderón. También la música, interpretada con orquesta en directo. Un elenco de 21 actores, protagonizado por Laura Enrech (Dirty Dancing, Anastasia, Antoine). Secundarios como Silvia Álvarez (que encarna a la sofisticada Rosalinda), Ricardo Soler (en el papel de Da Silva) o María Gago (que interpreta a la divertida e inolvidable Candelaria). Uno de los pocos musicales 100% español, con equipo técnico y artístico nacional.
La autora de la novela, María Dueñas, ha participado como asesora en todo el proceso de creación, para adaptar esta apasionante historia de amor y guerra, de espías y oportunistas, de refugiados y supervivientes. Mujeres que intentan con sus habilidades y con su luz, disipar los interrogantes, sombras y dudas que deja la guerra y el engaño en sus propias vidas.
Un viaje en el espacio y en el tiempo, que recorre vibrantes y decadentes ciudades como Madrid, Lisboa, Tetuán y Tanger. Un tiempo que transcurre entre el pasado y el presente, pistolas y costuras que esconden códigos secretos, misiones oscuras, mentiras y verdades, deseos y sueños.
Que este tipo de historias nos hagan recordar y no olvidar a todas esas mujeres invisibles, siempre dispuestas a “coser” uniformes, corazones y heridas de guerra.
Podéis verla en el Espacio Ibercaja Delicias de Madrid hasta el 22 de mayo.
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