El olor de La Rosaleda

Mayo es el mes de las flores y de las rosas. Los rosales tardan más en florecer que otras especies, pero a finales de mes, la rosaleda se encuentra en su máximo apogeo. Pasear entre el aroma de las rosas, es un deleite para los sentidos. Un festival de olores, colores y sensaciones, donde cada flor, al igual que cada mujer, desprende un matiz y una esencia diferente.

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Originarias de Asia y con más de cien especies distintas, las rosas siempre han sido valoradas y cultivadas por su belleza ornamental. Pero también por su intensa fragancia, para la extracción de aceites esenciales. Desde la antigüedad, ha sido utilizada en perfumería y cosmética, para usos medicinales (aromaterapia, fitoterapia…) y gastronómicos.

Los primeros datos de su utilización ornamental se remontan a Creta (s.XVII a. C.). La rosa era considerada un símbolo de belleza por babilonios, sirios, egipcios, romanos y griegos. Los romanos la cultivaron en una zona de sus jardines que se llamaba Rosetum. En la Edad Media, su cultivo se restringió a los monasterios. Después surge una pasión por el cultivo del rosal y las clases altas empiezan a coleccionarlas en sus jardines y mansiones. 

En el catolicismo, las rosas son un componente simbólico del Rosario y se ofrecen a la Virgen María, ya que simbolizan la virginidad. En algunos países, son un elemento funerario y por eso se plantan cipreses y rosales en los cementerios.

Los romanos, Venus, Flora, Baco, Dionisios… han sido coronados por rosas en banquetes y cuadros. Los rosales, se relacionan también con el mundo del vino, ya que se utilizan en los viñedos no sólo para marcar hileras, sino para alertar de posibles plagas. 

En distintos países, desde mayo hasta junio, se celebra el Festival de la Rosa, siendo el del Valle de la Rosas de Marruecos, uno de los más importantes. Se recogen las rosas damascenas para extraer el aceite esencial, ya que es muy apreciado por sus propiedades curativas y cosméticas. 

Las cortesanas en Roma, celebraban el Día de la Rosa el 23 de abril. Hoy se festeja el Día del Libro en España y el Día de San Jordi en Cataluña, donde se regalan libros y rosas.

Símbolo de belleza, igual para mujeres de carne y hueso que para diosas etéreas. También ha provocado, con sus espinas, La Guerra de las Dos Rosas, pasiones, sangre y revueltas. Logo del socialismo democrático, en recuerdo de Rosa Luxemburgo, pensadora y mártir socialista.

A lo largo de la historia, las rosas han ilustrado historias, mitologías y leyendas. Han sido recitadas por poetas y pintadas por artistas. Han dado nombre a películas y sido protagonistas de escenas amorosas y gastronómicas.

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Imposible olvidar la apasionada novela “El nombre de la rosa” de Umberto Eco. Recordar aquella escena de la película “American Beauty” donde la protagonista aparece bañada en pétalos de rosa. O no degustar, con la imaginación, las codornices con chocolate y pétalos de rosa de la historia “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel. 

En la rosaleda, la vida pasa con su paleta de colores, como decía Manolo Summers “Del Rosa al amarillo”. Los niños juegan, los adolescentes se juran amor eterno y los abuelos le dan una bocanada de aire fresco a la vida. Las rosas blancas, desprenden su aroma más puro. Las de color rosa, su fresco colonia infantil. Las anaranjadas, ese intensa fragancia adolescentes. Las rosas rojas se muestran apasionadas y arrogantes. Las granates parecen aterciopeladas señoras elegantes. Y las amarillas… desvaídas pero brillantes, con ganas de comenzar, de nuevo, el ciclo de la vida.

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