Se acaba un año de confusión, de incertidumbre y dolor. Pero también de aprendizajes, aceptación y calma. De vivir despacio, ligeros, de viajar hacia dentro. Sin llenar vacíos con cosas o personas superfluas. De disfrutar de la cotidianidad, de las pequeñas cosas. De respetar tiempos y espacios. De compartir con quien quiere. De estar pendiente, sin agobiar.
El último sol del 2020 parece una bailarina brillando y danzando con su falda tornasolada… Sabiendo que su vida es efímera, y dejará de existir en tan sólo unos minutos. Pero la fragilidad de sus rayos no le impedirán seguir brillando, con fuerza, hasta el último suspiro… porque mañana resurgirá y comenzará de nuevo.
Seguiremos brillando, iluminando al camino y contando historias, que es lo que nos mantiene vivos. Os deseo un Feliz 2021, lleno de luz, abundancia y amor!
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