La “Cuesta de Enero”, cuesta… Y no sólo a nivel económico, también en el plano psicológico. No sé para vosotros, pero para mí este mes es como una montaña rusa, llena de subidones y bajones. Por un lado, me gusta empezar el año con nuevos retos, proyectos e ilusiones, volver a la vida cotidiana y dejar atrás los excesos. Pero por otro, volvemos de las Navidades felices de haber compartido, cantado, bailado y brindado todo y a cualquier hora con amigos y familiares, a veces en exceso… En ocasiones agotados de tantos planes, niños, maletas y viajes. Cuesta retomar obligaciones, rutina, horarios, dejar el vino, los dulces y volver a madrugar!
Por eso he elaborado una lista, no sólo para hacer más amena nuestra cuesta de Enero, también para autoconvencerme y que no se me olvide:
1.Balance de lo bueno y lo malo (como decía Mecano). Es bueno hacer un resumen del año anterior y de lo malo, también se aprende. Hacer una crítica constructiva, para ver en qué hemos fallado, pero sobre todo ver qué hemos aprendido y mejorado. Qué retos o propósitos hemos cumplido. Cuáles se han quedado en el tintero y por qué. Si es por falta de ganas, igual no era nuestra prioridad. Si es por falta de tiempo, igual tenemos que organizarnos mejor. Si es por falta de empuje, igual tenemos que ser más constantes… Pero en cualquier caso, los que trazamos nuestro propio camino, somos nosotros mismos, así que de nada sirve echar balones fuera!.
2.Dónde, cómo y con quien queremos estar. A lo mejor debemos prescindir de algunas personas que nos rodean o cambiar nuestras dinámicas a la hora de relacionarnos con ellas. También es bueno aprender a poner límites y a decir “no”, para hacernos respetar y preservar nuestro espacio vital.
3.Ordenar cuerpo, mente y casa. Ya lo dice la japonesa Marie Kondo en sus libros y en su nueva serie: “Ordenando tu espacio, transformas tu vida”. A mí me resulta fundamental limpiar “la casa” por dentro y por fuera, para ordenar ideas y hacer sitio a las cosas nuevas. Empecemos por quitar el Belén y el Árbol, por mucho que nos gusten las luces navideñas… limpiemos la casa a fondo, incluidos armarios, alfombras, edredones. Y limpiemos dentro de nosotros los sentimientos y las cosas que queremos cambiar.
4.Detox. Desintoxicarnos de lo que nos engancha. De las personas tóxicas, de la tecnología, de los dulces, de las grasas… De vez en cuando es bueno purificar el organismo y que mejor momento que después de la resaca navideña. Llena la nevera de frutas y verduras. Mejor cocinar en casa comida sana, platos de cuchara, carne y pescado a la plancha, sopas, purés y beber agua e infusiones!
5.Ejercicio físico. Seguro que a estas alturas todos nos hemos puesto ya las zapatillas, para volver al gimnasio o a correr, pero mejor tomárselo con calma… De nada sirve pagar un año de gimnasio o comprarse todo el kit de deportista, si dentro de un mes lo dejamos olvidado dentro del armario. Es mejor elegir la actividad física que más nos guste y que más se adapte a nuestras circunstancias y capacidades, porque así será más fácil que lo llevemos a cabo de forma constante.
6.Ingresos y Gastos. El año nuevo trae consigo subidas de precios (alquiler, gasolina, transporte, luz, colegio…). Es bueno hacer una hoja de cálculo anual para ver los ingresos y gastos que vamos a tener y saber de qué dinero disponemos.
7.Consumo responsable, sobre todo en Rebajas. Mejor hacer una lista de lo que necesitamos y comprar sólo lo imprescindible (aunque nos demos algún capricho si está muy bien de precio). No ir a comprar con hambre ni a ver que encontramos, porque seguro que nos ofrecen más de lo que necesitamos. Ya sabes, si no lo necesitas, por muy chollo que sea, no tienes porqué comprarlo.
8.Nuevos retos, ilusiones y proyectos. Y después de ordenar espacio, cuerpo y mente, ya estamos en condiciones de mirar al nuevo año con una sonrisa. De ordenar prioridades y buscar herramientas y caminos para llevar a cabo los nuevos retos. Recuerda que a veces no son sólo profesionales… Siempre hace falta un poco de magia y unos cuantos sueños en “el viaje”!
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