Científicos y ecologistas llevan años alertando de que queda poco más de una década para que La Tierra se convierta en un lugar hostil. De que debemos cambiar nuestra forma de vida, consumir de forma responsable y presionar a líderes y empresas para que tomen medidas urgentes contra el cambio climático. Ante la pasividad de muchos adultos acomodados, políticos incompetentes y compañías poco comprometidas, los estudiantes han dado un ultimátum para poner el foco en la emergencia climática. No les queda más remedio, porque son ellos los que van a heredar un planeta en ruinas…
Está claro que es un problema global, donde todos tenemos algo que aportar. Pero deberíamos ser los adultos los que pusiéramos más límites y leyes para evitar la destrucción del planeta. Deberíamos ser los adultos los que veláramos por el futuro de las nuevas generaciones. Deberíamos ser los adultos los que diéramos ejemplo, los que fomentásemos la consciencia social y medioambiental en los niños. Aún así, algo hemos sembrado, porque hoy son los niños y adolescentes los que, influenciados por Greta Thunberg, se manifiestan y alzan su voz contra el cambio climático.
Fue hace apenas un año, cuando la activista de tan sólo 15 años, decidió llevar su protesta ante el Parlamento Sueco. Lo hizo sola, pero hoy son millones de estudiantes los que llevan meses haciendo huelgas escolares por el clima, unidos por el movimiento estudiantil #FridaysForFuture, desde las ciudades más importantes del mundo, hasta zonas rurales desconocidas del planeta. Un claro ejemplo de que, con muchos granitos de arena, se puede formar una montaña.
En un año, Greta ha conseguido llegar a políticos, parlamentos y hasta la Cumbre del Clima que se celebra en New York estos días y que otros jóvenes lo hagan también. Y lo ha hecho sin apenas contaminar, en tren, autobús o cruzando el Atlántico en un velero ecológico. Bajo la atenta mirada de los líderes implicados y la ausencia de importantes mandatarios que esperamos que sigan el evento, al menos desde su cómodo sofá…
Desde el viernes pasado y hasta el próximo, se sucederán las huelgas y actos por el cambio climático en distintos países del mundo. En España, muchos colegios han planificado actividades relacionadas durante la llamada Semana del Clima, fomentadas por distintas plataformas de padres y profesores.
Esperemos que no se quede solo en actos simbólicos y palabras. Que aumente la concienciación y la implicación social de pequeños y mayores. Si, ya sabemos que cuidar el planeta exige esfuerzo y dinero, pero respiraremos mejor y con la conciencia más tranquila, de haber contribuido a dejarle un mundo mejor a nuestros hijos. Unos niños que deberían disfrutar de una Tierra maravillosa, si la cuidamos, con responsabilidades propias de su edad y no apagando los fuegos que hemos provocado los adultos.
Creo que las historias de superhéroes se han quedado en la ficción. En el imaginario colectivo, infantil e inmaduro de muchos adultos, que no saben o no quieren resolver los conflictos de un mundo destruido. Por suerte, contamos con una nueva generación de jóvenes generosos y concienciados, dispuestos a salvar el mundo, con nuestra ayuda. Todos formamos parte de la naturaleza, cuidémosla en vez de destruirla.
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