Estos días se recuerda a los muertos en todo el mundo. En España se llevan flores al cementerio en el “Día de todos los Santos”. En Haití se hacen sensuales rituales “Vudú” que simbolizan que el sexo vence a la muerte para crear nuevas vidas. En México se ponen altares celebrando la muerte con alegría en su “Día de los muertos”. Y en muchos países se celebra “Halloween”. Y digo en muchos países porque llevo tiempo escuchando las críticas a los americanos por inculcar sus tradiciones, cuando es una celebración de origen celta. (Podéis leerlo en estos posts: “Halloween: el origen“ y “Halloween, fiesta amada y odiada“). Creo que da igual como se llame, quién la inventó o cómo se celebre. Lo bonito es que cada cultura aporte sus ideas y tengamos la libertad de celebrarlo como queramos, sin molestar ni juzgar.
Nosotros celebramos Halloween con una fiesta mexicana del “Día de los Muertos”, donde no faltaron esqueletos con abanicos, guitarras, sombreros mexicanos y gorras de baseball, por aquello de la mezcla cultural…
Entre todos hicimos un altar de muertos, mientras cada uno, mexicanos, colombianos, peruanos, panameños y españoles contábamos cómo se celebraba la fiesta en nuestros países y esto fue un aprendizaje también para los niños.
No faltó la comida mexicana, pero tampoco la sangría…
“El tío Paco” amenizó la velada con “Coronitas” y “Tequila”.
Una amiga mexicana hizo unos “Vampiros” muy ricos…
Y otra venezolana “Trufas de cacao y maracuyá”.
No faltaron “Las Catrinas” de todas las edades…
Ni medusas que esparcieron su magia iluminada “made in home”.
Y un espectacular Ángel Caído nos enterneció con la alegría que disfrazaba su dolor…
Tampoco faltó el Trick or Treat!…
Y conocimos a los habitantes de las casas que vemos todos los días, como este rey que se salió de la fiesta para darle el biberón a su princesa.
Esta pareja nos entusiasmó a niños y mayores. La muerte les sorprendió bailando un jazz melancólico bajo la luz de la luna…
Una noche en la que no faltaron las rancheras, pero tampoco Rocío Durcal, Alaska, los Rolling, Michael Jackson… y un mini Bruno Mars que amenizó la velada hasta que los esqueletos cayeron derrotados de tanto bailar…
Todavía a lo lejos, en medio de la oscuridad, se intuye el rastro de los seres de luz que asistieron a la fiesta…
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