Esta semana vino a visitarnos un buen amigo. Nos trajo recuerdos de “los madriles” y de sus gentes, muchas risas y algo de morriña…
Pero lo mejor es que vino acompañado de “Joselito” y de un “riojano muy especial”, ¿quien mejor para maridarlo que un riojano de mi tierra bien terminado?.
Saqué un plato y unas copas, los preparé como se merecen (al riojano y al cerdito) y casi nos peleamos por ver quién comía más, porque después de 4 meses sin apenas probarlo… ¡el enano casi se lo zampa sin que pudiéramos catarlo! Estábamos tan contentos con nuestros manjares españoles que nos lo comimos y nos lo bebimos todo, cantamos y bailamos con Chucho Valdés y pasamos una noche estupenda. A veces, hace falta poco para ser feliz 🙂
Lo peor es que se acabó 🙁 ¡Pero gracias Miguel, por la visita y por traernos a Joselito!
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