La 405 es una de las carreteras más conocidas de California. La que cogieron Death Cab for Cutie para adentrarse en un alcohólico verano, lleno de vino tinto y cigarrillos, justo después de pasarse la salida de la casa de tus padres.
Pacific Coast Highway, es la autopista más emblemática de la costa oeste, que une lugares tan diferentes como Malibú y Topanga. Una bonita zona que ha sido azotada por los incendios de California y ahora por las fuertes lluvias, lodos y nieve.

Allí se encontraba la vinoteca Rosenthal Wine Bar & Patio, un destino muy querido por los angelinos, donde podías degustar un buen vino al pie de las montañas, mientras escuchabas un concierto en directo de una banda de rock y contemplabas el mar.

Estos lugares inspiraron el capítulo California Dreaming, de mi libro “Mujeres que viajan en burro”:
“Cogimos la 405 camino de la costa, sin rumbo fijo y nada planeado. En la radio empezó a sonar 405 de Death Cab for Cutie. Y como un guiño del destino, el locutor se la dedicó a los que viajaban por esa carretera. Paramos a tomar un café y al momento aparecieron unos músicos improvisando un Happy Birthday rock-rapero. Fue el mejor regalo de cumpleaños, dadas las circunstancias, junto con una gran porción de tarta de chocolate… Cruzamos el misterioso pasadizo que unía Topanga Canyon con el mar y atravesamos la Pacific Coast Highway, hasta llegar a Lower Topanga. Un lugar mágico que los indios Chumash consideraban sagrado para el encuentro cultural entre las tribus de la costa”…

Es paradójico que un club nocturno de la zona también se incendiara años atrás. Allí donde tocaron músicos como Neil Young y Crazy Horse. El mismo que inspiró a Jim Morrison cuando escribió “Roadhouse Blues”. Aquella comunidad auténtica de gente fascinante que luchó por sus sueños fue desalojada y sus casas derruidas.
“Mantén tus ojos en la carretera, las manos en el volante… y salva nuestra ciudad”. The Doors
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