La Primavera: Volver a Nacer

La llegada de la Primavera es un buen momento para renacer, por dentro y por fuera. Es tiempo de ver brotar las semillas sembradas durante el invierno. De hacer florecer proyectos y de que muchas ideas y reflexiones vean la luz. Despertar los sentidos. Enamorarse de la vida y de uno mismo. Soltar lo que ya no vale. Transformarse y volar libres. Tiempo de mariposas en el estómago. De observar la naturaleza. De oler los aromas de las flores. De escuchar el sonido de los pájaros. De volver a sentir el renacer de la Vida. El equinoccio trae consigo el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Cuando los días y las noches tienen la misma duración, apetece más salir de nuestra madriguera, para ver el sol brillar…

LA PRIMAVERA

Detalle de “La Primavera” de Botticelli

Si hay dos cuadros que representan a la perfección este renacer de la vida y de las artes, después del oscuro periodo medieval son “La Primavera” y “El Nacimiento de Venus”, de Botticelli. Tuve la oportunidad de contemplarlos en la Galería de los Uffizi de la maravillosa Florencia y son de una belleza inusual.

LA PRIMAVERA

“La Primavera” de Botticelli

En “La Primavera”, Céfiro, el viento del Oeste, anuncia la llegada de La Primavera, persiguiendo a Cloris, que se transforma en la fértil Flora. Mientras tanto Cupido, lanza con pasión una flecha a las Tres Gracias: la alegría, el hechizo y la belleza, que simbolizan los distintos arquetipos de la mujer: la Virgen, la esposa y la amante. El placer, el amor y el aprendizaje… Venus mantiene el equilibrio de la escena y Mercurio “el guía de las almas”, conduce los vientos y traspasa las nubes tormentosas, con la fuerza iluminadora de la razón.

LA PRIMAVERA

“El Nacimiento de Venus” de Botticelli

En “El Nacimiento de Venus”, revolucionario y polémico desnudo mitológico, la diosa es representada en sus dos facetas: el amor terrenal y el espiritual, saliendo de una concha, mientras es empujada por el viento y arropada con un manto de flores. Belleza y Amor…

LA PRIMAVERA

Una perla es una herida cicatrizada

El amor más bello, por uno mismo y por el otro, surge igual que una perla, tras un extraño y bonito proceso. La perla nace en el interior de la concha de una ostra, cuando un “objeto irritante” entra sin que pueda ser expulsado. En un esfuerzo por aliviar esta molestia, la ostra inicia una acción defensiva, para protegerse, segregando una sustancia cristalina, lisa y dura alrededor del objeto: el nácar. Irá creando capas, con mucho mimo y segregando nácar alrededor del objeto, transformándolo en una preciosa perla, cada vez más fuerte y más brillante. Renacer, para volver a vivir más intensamente…

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Mujeres que Vuelan