El rosa es sin duda el color de Ojai. Mucha gente viaja hasta allí porque es una de las pocas ciudades del mundo donde existe el “Pink Moment”. Había leído sobre lo que era este fenómeno, pero el hecho de verlo envasado en helados, batidos o caramelos, hacía que me mostrara un poco escéptica al respecto.
De pronto descubrimos un cartel que anunciaba “El Pink Moment hoy es a las 5:37 p.m.” así que pensamos que realmente existía. Corriendo fuimos a buscarlo a un lugar con vistas y copa de vino en mano, nos sentamos a esperar pacientemente a que llegara “el momento”…
Como si de una herramienta de marketing se tratara, nos sentimos un poco engañadas en un primer momento con aquel primer “Pink Moment”, porque era un atardecer normal, ¡más tirando a amarillo!… pero de pronto, sucedió algo mágico. La suave luz del atardecer se fue volviendo rosa pálido lentamente, como un cuadro de Monet. Las montañas de Topatopa, reflejaron durante varios minutos la luz del sol con unas extrañas luces y sombras rosadas que envolvían el Valle de Ojai con una extraña luz que sólo el Impresionismo sabe captar.
Y por un instante, todo se tiñó de rosa.
Todos los días, al atardecer, pudimos ver el “Pink Moment”, porque por muy cubierto que esté el cielo, ese rosa aparece de entre las nubes con más o menos fuerza… pero ahí está, dejándose ver.
Pero creo que lo más bonito de este fenómeno, no es sólo disfrutar de la belleza del paisaje sino que todo el mundo se para a observar la grandeza de la naturaleza, mientras se mete dentro de sí mismo, aunque sólo sea por unos instantes…
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