“Día de muertos” y altares mexicanos

En la Casa de México de Madrid, ya está todo preparado para su fiesta más importante. Creo que no hay en el mundo una celebración tan bonita y colorida del Día de Muertos. 

Un esqueleto gigante, preside el balcón principal, ataviado con sus mejores galas. Otros mexicanitos se quedaron en los huesitos, asomados a la barandilla y viendo a la gente pasar…

El papel picado de vivos colores, decora tan alegre la sala, que parece la Feria de Abril de Sevilla!

La Catrina, luce sus plumas con la importancia que le caracteriza, como buena anfitriona. Quiere agasajar a sus invitados con la mejor de sus sonrisas, los platillos y el Tequila.

Su fiel perro faldero la sigue, también sonriente, de cerca.

Este año el mega altar de muertos honra la memoria de Frida Kahlo y de dos personas fundamentales para preservar su legado: Dolores Olmedo y Diego Rivera. Está inspirado en el cuadro que pintó la artista mexicana “El venado herido”. La metáfora de su dolor, representa a “Granizo”, un cervatillo que la acompañó durante un tiempo. 

Cada año aprendo algo nuevo de la simbología mexicana y sus altares. En ellos están representados los cuatro elementos: el aire, el fuego, el agua y la tierra.

El papel picado representa el aire e indica la llegada de las almas. 

Las velas son el fuego que ilumina el camino del difunto.

El agua simboliza la regeneración de la vida. Es necesaria para calmar la sed del visitante después de su largo recorrido. (Eso y un traguito de mezcal).

El copal es una resina aromática que purifica el alma y guía a los difuntos hacia su ofrenda.

La sal es el elemento de purificación que sirve para que el alma no se corrompa en su viaje. 

El pan de muerto representa, por un lado, la eucaristía cristiana. Por otro, el cuerpo y los huesitos humanos. Por encima se espolvorea azúcar. Está influenciado por nuestro Roscón de Reyes español y los dos vienen de los dulces típicos árabes. De ahí que se utilice el agua de azahar en su elaboración. 

La flor de cempasúchil, representa al elemento tierra, al igual que los alimentos y guía el camino de los muertos con su vivo color naranja y su olor.

Las Calaveritas de azúcar nos recuerdan que todos somos mortales. Están hechas de azúcar, chocolate y amaranto. Saben a mazapán y se suelen personalizar con el nombre del difunto en la frente.

El perro xoloitzcuintle guía a las almas en su travesía al lugar de reposo.

También se suele acompañar a estos elementos con los alimentos y bebidas que más gustaban a los difuntos, objetos personales o religiosos y fotografías.

El Día de Muertos es un ejemplo de sincretismo, de la fusión de dos culturas: la mesoamericana y el catolicismo llevado a México por los españoles en el siglo XVI. Entrelaza la diversidad de imaginarios y se ha convertido en una tradición fundamental de la identidad mexicana. En 2003, fue declarada Patrimonio Mundial Inmaterial por la UNESCO.

Podéis visitar el altar y la exposición de artesanía mexicana de forma gratuita estos días, en la Fundación Casa de México de Madrid. Y hasta dejar un mensaje a vuestros difuntos consentidos.

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Mujeres que Vuelan