El Teatro Español reunió ayer a un público entregado al arte, en el aplaudido y emotivo estreno de “En tierra extraña”. Una obra de teatro musical, cuya idea original parte de José María Cámara y Juan Carlos Rubio, quién la escribe y dirige con valentía, ironía y buen humor.
La música y el piano en directo, a ritmo de copla, canción cubana y jazz, son el hilo conductor de un encuentro entre tres artistas importantes de la historia de España. La cantante Concha Piquer, el poeta Federico García Lorca y Rafael de León, autor de las coplas más conocidas de la época.
Rubio resucita a este trío de ases, en un encuentro imaginado, clandestino y mágico, en el que la cantante malagueña Diana Navarro, Alejandro Vera y Avelino Piedad, transmiten complicidad, desparpajo y verdad. En un intento de conciliar a las dos Españas (la de ayer y la de hoy), con sus diferentes banderas e ideologías, políticamente enfrentadas pero unidas por el arte. De paso, deja paso a la reflexión para remover conciencias, injusticias y desastres. En un momento de crispación y miedo que necesita unión, tolerancia, perdón y reconciliación.
Según el autor, “A Concha Piquer se le ha colgado el sanbenito de representar a una España de pandereta y de bandera rojigualda. Federico García Lorca se ha erigido en líder indiscutible de esa otra España republicana y de bandera tricolor. Los dos amaron este país hasta la médula, pero ambos atesoraban luces y sombras en su ideología, en su manera de vivir y en sus decisiones personales”.
Pues de eso va “En tierra extraña”. De que lo importante es lo que nos une y no lo que nos divide. Esa España nuestra, tierra de raíces y pasiones, de luces y sombras… que se agarra al corazón cuando te alejas. Esos baúles que la Piquer y muchos de nosotros hemos llevado llenos de aceite de oliva, jamón e ilusiones a tierras lejanas. Va de esos “Te quiero” que se dicen, cuando no debía de quererte y sin embargo te quiero. De ojos negros traicioneros o verdes como el trigo verde. De palabras que se lleva el viento y otras que quedan escritas en sangre. Poesías que nacen del amor y acaban en tragedia. Poetas que viajan a Nueva York y vuelven a su tierra, porque no se imaginan morir lejos de ella. Y aún así, mueren injustamente.
Es bonita la historia que cantaba la Piquer “En tierra extraña”. Cuenta que durante una Nochebuena en Nueva York, pagó a precio de oro una receta para que le vendieran vino en una farmacia. Durante la ley seca, en EE.UU. solo le vendían vino a los enfermos, para que se recuperasen. De esta manera, pudo comprar vino español, para brindar con sus amigos españoles por su patria. Pero cuando escucharon en un viejo gramófono el pasodoble “Suspiros de España”, todos comenzaron a llorar.
Yo también he escuchado coplas en EE.UU. y brindado con amigos, vino español y lágrimas en los ojos. Hoy lo hago para que la música y la poesía nos lleven a dónde Lorca no pudo llegar!
“El vino de nuestra tierra, bebimos en tierra extraña. Qué bien que sabe ese vino, cuando se bebe lejos de España”…
Aquí podéis ver a Concha Márquez Piquer, homenajeando a su madre e interpretando “En tierra extraña”.
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