El domingo pasado se celebró en San Francisco la 50ª edición de la Super Bowl, el máximo encuentro de la liga de fútbol americano. Jugaron los Panthers de Carolina contra los Broncos de Denver, pero en este “show”, las verdaderas estrellas no son los jugadores. Muchos no sabrán quien jugaba o quien ganó, pero si cuál es el ranking de los mejores anuncios o los cantantes que actuaron.
“El supertazón”, como lo llaman los hispanos, se ha convertido en una especie de networking de empresas donde los más afortunados consiguen una butaca millonaria y más de 44 millones de personas van a una de las 7 millones de fiestas que se celebran este día en EE.UU.
Unos 100 millones de personas en todo el mundo se sientan frente al televisor para descubrir quienes son las marcas más potentes y las estrellas del momento, porque aunque el fútbol americano es un deporte minoritario, el “halftime show” que tiene lugar en el descanso, se ha convertido en los 30 minutos más cotizados de la publicidad en EE.UU., superando en audiencia al propio partido. Este año marcas de comida y bebida, coches y teléfonos han pagado 4,47 millones de euros por anuncios de 30 segundos, en los que contratan estrellas de Hollywood y despliegan todos sus medios creativos con tal de que se hable de ellas.
Luego están las otras estrellas, las que hacen el show musical. Este año, en el Levi´s Stadium de Santa Clara, una solemne y patriótica Lady Gaga, fue la encargada de entonar el himno nacional, y ya se habla de que el año que viene será la estrella del show. Después Coldplay, acompañados por Gustavo Dudamel, la orquesta juvenil de Los Ángeles, Bruno Mars y Beyoncé, fueron los elegidos para amenizar el descanso. Pese a que muchos opinan que el grupo estrella no estuvo a la altura, seguro que venden todas las entradas para el macroconcierto que darán en el Rose Bowl de Pasadena este verano. Según se comenta en las redes sociales, la estrella de la noche fue Beyoncé (no sé si por ponerse una chaqueta parecida a la de Michael Jackson, por su miniatuendo o por imitar a Madonna), pero sin duda ha habido espectáculos mejores.
El de 1991 coincidiendo con el 25 aniversario corrió a cargo de New Kids on the Block, y fue el más revolucionario, porque era la primera vez que un grupo pop sustituía a las bandas de música universitarias.
El de Michael Jackson de 1993 fue el más sorprendente. Apareció en el Rose Bowl de Pasadena, con un espectáculo de 15 minutos en el que concentró la esencia de uno de sus conciertos en cuanto a despliegue de medios, efectos especiales, coreografías y vestuarios.
El de su hermana Janet y Justin Timberlake fue el más polémico, el de U2 el más emotivo (recordaron a las víctimas del 11-S) y la de Prince está considerada la mejor actuación de la historia de la Super Bowl.
En 2012 Madonna apareció rodeada de un ejército de gladiadores, vestida de Cleopatra y después de una impecable puesta en escena, deleitó a todos con su coral Like a Prayer, convirtiéndose en el espectáculo más visto hasta entonces.
Pero sin duda, las verdaderas estrellas son los niños que nacen y nacerán 9 meses después de este día. Les llaman “Los Hijos de la Super Bowl” y son los bebés concebidos mientras sus padres celebraban el triunfo de su equipo. El cantante Seal les hace un homenaje en este simpático vídeo.
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