¿Cómo quieres que te quiera si no me quieres como quiero que me quieras?
La brillante miniserie de Alauda Ruiz de Azúa, ganadora del Goya a la Mejor Dirección Novel por Cinco Lobitos, vuelve a acercarse a la maternidad. Esta vez, explorando las desigualdades y abusos del sistema patriarcal normalizados durante años en la institución familiar española.
Una madre de familia acomodada y sin trabajo, decide denunciar a su marido por violación continuada, después de 30 años de abusos. Algo difícil de entender, encajar y aceptar para su propio marido, sus hijos mayores, amistades comunes, entorno social y sistema judicial.
Con un guión excelente, un ritmo trepidante, diálogos elaborados e interpretaciones veraces, Ruiz de Azúa consigue enganchar, confundir y hacer reflexionar al espectador. Lo hace con un complejo relato, lleno de capas y matices, de dudas y contradicciones.
Una historia valiente y sincera, donde la forma es igual de importante que el fondo, porque consigue desdibujar líneas rojas, silenciar gritos, no mostrar golpes, de una forma tan elegante como contundente. Un ejercicio de estilo que denuncia lo que ha ocurrido, y sigue ocurriendo, en muchas familias españolas durante años.
Alauda sienta en el banquillo a agresores, víctimas y a toda la sociedad. Los zarandea para que despierten, dejando clara una cosa: que no haya denuncias o pruebas, no significa que no exista, que no haya que tomar partido, defender, apoyar, creer. Existen hombres educados y amables que no parecen dar miedo, pero agreden. Y víctimas que no parecen serlo, pero lo son.
Educar sigue siendo fundamental para no repetir patrones, no normalizar conductas tóxicas y agresivas, enseñar a poner límites y a entenderlos, aprender a decir no, desarrollar la empatía, ser conscientes no solo de nuestras propios deseos y emociones, sino también de los del otro. Tener, en definitiva, unas relaciones de pareja y familiares sanas, igualitarias y equilibradas. Respetar y respetarnos.
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