Quino, a través de Mafalda

No fue sólo escritor, ilustrador y humorista gráfico. Quino también fue filósofo, profesor, sintetizador de ideas, transmisor de valores, agitador de conciencias. En mí despertó el interés por la lectura. La curiosidad por saber de temas que no entendía, como la política o la economía. Me informó de los problemas del mundo, como la desigualdad, la prepotencia de los humanos y el deterioro del medio ambiente. Y, al igual que a su niña, me invitó a sentarme en la silla de pensar, cuando todavía los pies no me llegaban al suelo.

Caló hondo en varias generaciones, con ingenuidad, verdad, ternura y humor. La mejor manera de que lleguen las cosas importantes. Un personaje tan sencillo como complejo. Encantadora y repelente, a partes iguales. A veces insoportable. Entrañable siempre. Única: Mafalda, la niña que me enseñó a entender el mundo”.

Quino

Hoy, el mundo sigue teniendo los mismos problemas, pero han aumentado en número y tamaño. Por eso yo, al igual que ella y con el mismo espíritu reflexivo y reivindicativo, sigo gritando: “Paren el mundo, que me quiero bajar”. Porque ya no es que sea injusto, resulta insoportable. De nosotros depende dejar que siga destruyéndose o volver a construirlo. Escribirlo, retratarlo, dibujarlo con nuestra percepción… como lo hizo él.

Hay personas que traspasan espacios, tiempos y fronteras. ¡Buen viaje Quino!, nos queda tu legado, para seguir transmitiéndoselo a las nuevas generaciones.

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Mujeres que Vuelan