El Palacio de Gaviria de Madrid acoge hasta el 26 de Mayo la magnífica exposición “Tamara de Lempicka: La Reina del Art Decó”. Unas 200 piezas de más de 40 colecciones privadas y museos no sólo de su obra pictórica, sino también de fotografías, mobiliario y vestuario de la época, que contextualizan y ponen de manifiesto la importancia de la artista en el Art Decó de los años 20 y su influencia.
La bella polaca era conocida como “la diosa de ojos de acero de la era del automóvil”. Una mujer ambigua y libre, pionera, adelantada a su tiempo, políglota y viajera… Vivió en varias ciudades de Rusia, Europa, EE.UU. y México, lo que le dio una visión ecléctica del mundo, que aplicó a su arte.
La casa de Paris de la diva cosmopolita fue su refugio durante la huida de la revolución bolchevique. Ejemplo de diseño vanguardista y reunión de intelectuales y artistas durante los denominados “Años Locos”.
Durante los años 20, Lempicka se convierte en ilustradora de diversas revistas de moda y sus mujeres elegantes “de guante y sombrero”, en protagonistas de su arte pictórico.
Y con la misma elegancia que las viste, las desnuda… Sus mujeres voluptuosas, sensuales, de labios rojos, formas redondeadas, pieles brillantes y sombras oscuras, se convirtieron en claro objeto de deseo, poniendo de manifiesto que las curvas, no están reñidas con el erotismo.
En los años 30, la artista viaja a España y visita Sevilla, Málaga, Córdoba, Toledo y Madrid, donde estudia fascinada a los pintores españoles, como Goya y El Greco. Después se traslada a EE.UU. con su nuevo marido, vive en Beverly Hills y expone en Los Ángeles, San Francisco y New York.
La exposición también muestra mobiliario y vestuario de la época de sus diseñadores favoritos, que lucen glamourosos en las elegantes salas del palacio.
Y zapatos diseñados por Salvatore Ferragamo, inventor de la plataforma y proveedor preferido de las estrellas de cine del Hollywood dorado. Como las sandalias de mosaico de vidrio de la bailarina Carmen Miranda o los zapatos arcoíris que utilizó Judy Garland en el Mago de Oz.
Lempicka murió en su casa de Cuernavaca, México, donde pasó los últimos años de su vejez. Fue incinerada y siguiendo sus deseos, esparcieron sus cenizas en la cima del volcán Popocatépet. Y no se me ocurre mejor lugar para que descanse esta diva apasionada de la vida, que pintó reyes, prostitutas y a todo aquel que le inspiraba y le hacía vibrar.
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