El otro día los enanos disfrutaron construyendo una ciudad de arena, piedras, palos y materiales reciclados en una de esas playas de Malibú tan inspiradoras. Entre todos, construyeron su propia ciudad. Mientras unos iban a buscar piedras de diferentes tamaños, otros traían palos y los más decididos pedían botellas vacías a las chicas que tomaban el sol.
Su ciudad soñada estaba formada de casas en montañas con árboles, autopistas con coches, una estación espacial, un banco y una cárcel y por supuesto, un restaurante. Esta era la autopista (con coche incluido) y una de las casas con montaña y árbol, hecha de materiales ecológicos (arena, piedras, madera, palos y plumas):
Este el restaurante (cuyo nombre estaba escrito en la etiqueta de la botella de vino), y al que no le faltaban los tenedores ni las algas y los palillos chinos:
Dentro del banco, perfectamente acotado con piedras muy sólidas (a modo de caja fuerte) se encontraba la cárcel. Los adultos no entendíamos muy bien qué hacia una cárcel dentro de un banco…. Pero nos dijeron que a veces los ladrones se disfrazan de banqueros y roban “desde dentro”. Ja, ja, ja!:
También construyeron una pequeña laguna, que llenaron de una especie de babosas horrorosas de distintos tamaños, pero que a ellos les encantaron:
“Malibu Lagoon State Beach” es una de las mejores playas de Malibú. Al otro lado puedes ver surfistas, delfines y ballenas, una laguna con diferentes especies de aves y un museo (de esto os hablaré en otro post).
Una de las pocas playas donde puedes pegarte un baño largo, como los de nuestro añorado Mediterráneo… jugar a construir ciudades imaginarias y ver atardeceres estupendos sobre el embarcadero.
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