A los asiáticos les encanta la sandía. Hace unos meses veíamos en el barrio de Chinatown de Los Ángeles (puedes ver el post aquí), cómo les gusta tallar frutas y consideran a la sandía, la reina de las frutas.
En lugares como Japón, es un artículo de lujo y es común subastarlas. Dependiendo de su peso, variedad, forma o de otros factores (como si son las primeras de la temporada) llegan a pagar hasta 15.000 euros por una sandía…
Pero alucinado se ha quedado mi hijo cuando ha visto que las sandías también pueden ser cuadradas, piramidales e incluso ¡con forma de corazón!… y es que a los asiáticos les encanta producir sandías con formas diferentes. Esto lo consiguen, tras años de investigación, introduciendo la fruta cuando es pequeña dentro de recipientes cuya forma adoptan según van creciendo, pero sin perder sus propiedades nutritivas y sabor.
Más alucinado todavía cuando ha visto el último invento de una panadería de Taiwán. Hace unos meses en Jimmy´s Bakery, inventaron el “Pan de sandía”. ¿Una sandía con forma de pan? ¿Un pan que sabe a sandía?…
Dice su creador que la idea surgió para conseguir que los niños comieran pan en verano, cuando tienen menos apetito. El resultado es un pan de molde con apariencia de sandía pero que no sabe a sandía, puesto que los colores se consiguen con ingredientes naturales como el té verde para la corteza, cerezas y fresas para la miga y ceniza de bambú para las pepitas.
El caso es que las ventas no dejan de aumentar y comerse una “Watermelon Toast” de Jimmy´s Bakery se ha convertido en la última moda de comer pan en Japón. Y poco a poco está llegando a todos los rincones del planeta, ya que cada vez hay más vídeos en internet y los amantes de hacer pan en casa ya se han puesto manos a la obra. El secreto, teñir la masa con colorantes alimenticios (aunque mejor hacerlo con ingredientes naturales) y sustituir las cenizas de bambú por pasas. ¿Te atreves?
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