Boda rural y homenaje a las lavanderas

En el Lavadero del Pilar de Mondéjar (Guadalajara) puedes escuchar como corre el agua pura y fresca, procedente de un manantial cercano.

Hasta los años sesenta, las mujeres mondejanas acudían a él para lavar la ropa. Lo hacían con cántaros, cestas de mimbre y burros, que les ayudaban a “transportar las cargas”. Una tarea ardua, invisible y nada remunerada.

Todavía se escucha el eco de sus voces y algún que otro secreto entre sábanas blancas de algodón, que dejaban secar al aire. Para aromatizar la ropa, utilizaban las flores de lavanda de la zona. Curiosamente, se cree que la palabra inglesa “lavanda” deriva de la palabra latina “lavare”, lavar. El lavadero era sin duda el lugar de reunión de las mujeres, donde se creaban vínculos de solidaridad y compañerismo.

Hoy, este magnífico lavadero ha sido rehabilitado para que los habitantes del pueblo sigan reuniéndose y celebrando la vida, como la boda rural a la que asistimos hace unos días. Todos de blanco inmaculado.

No faltaron las rosquillas, las cestas de mimbre, las flores silvestres y el sonido del agua de la fuente, en este enclave natural precioso y lleno de simbolismo.

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Mujeres que Vuelan