Se acabó mayo… pero las flores de los jardines están totalmente florecidas y en su máximo esplendor. Observo sorprendida la cantidad de variedades de flor de Iris que hay en el Jardín Botánico de Madrid. Su peculiar forma, con tres pétalos externos ovalados, mostrándose hacia fuera. Y tres internos doblados hacia dentro, protegiendo su parte más fértil. Las distintas tonalidades de blanco, amarillo, naranja, rosa, granate, púrpura… abarcan todos los colores del arcoíris. De ahí su nombre “iris”, que viene del griego “eiro” y significa “anunciar”.
La Diosa Iris dejando su estela
Para los griegos, esta bella y curiosa flor, representaba a la diosa Iris. Recadera del Olimpo y encargada de enviar los mensajes de los dioses a los humanos. Una diosa alada, que a su paso dejaba un rastro de luz multicolor: el arcoíris. Representaba la unión del cielo y la tierra, al final de la tormenta, mostrando su estela después de la lluvia. Simbolizaba por tanto, la alegría y la esperanza.
Los griegos, estaban tan fascinados con su abanico de tonalidades, que la consideraban un regalo del cielo. Incluso la utilizaban como flor funeraria en las tumbas de las mujeres. Creían que la flor alentaría a la diosa a llevar a su amado difunto una vida eterna en el cielo.
Los egipcios, por su parte, creían que los tres pétalos de la flor representaban: el valor, la sabiduría y la fe. Coincidían con los griegos en que la flor de Iris, traspasaba lo terrenal y llegaba a lo espiritual. Y que su poder duraba hasta el más allá.
Los franceses consideraban que la fleur-de-lis, pertenecía a las altas esferas y por ello se convirtió en símbolo de la monarquía francesa durante la Edad Media.
A mí algunas formas me recuerdan al movimiento de los abanicos o a una bailarina flamenca moviendo, elegante, su falda de volantes…
Curiosos son también sus nombres, relacionados con sus formas y colores. A la roja y albero la llaman “Torero”. A la blanca que parece una nube de algodón “A través de las nubes”. Y a la oscura púrpura “Antes de la tormenta”. Recordad que después, sale el arcoíris!
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