Los burros del “Molino El Blanco”

Hoy os traigo una historia de molinos y burros. Los del Molino El Blanco. Uno de los pocos molinos de agua que aún quedan por la geografía española. Se encuentra en Carrascosa de Haro, un pequeño pueblo de Cuenca.

En la actualidad, viven en el molino ocas, pavos reales, gallinas felices y hasta un chivo! Además de dos preciosos burritos: Lear y Manolito. Me cuentan que son novios y parece que Lear está embarazada, por lo que continuará otra generación.

Antiguamente, los burros llevaban el cereal en alforjas a los molinos de agua de La Mancha, para moler la harina de almorta (una leguminosa herbácea mediterránea). Éste es todo un monumento histórico y data del siglo XIV. Gracias a que sus propietarios que lo han cuidado a lo largo de varias generaciones, todavía sigue en funcionamiento. En el siglo XIX llegaron a existir en Castilla La Mancha más de 1.200 molinos hidráulicos, pero hubo una gran sequía y fueron sustituidos por molinos de viento, que eran contra los que luchaba Don Quijote.

Dicen que el trigo está bien molido cuando el polvo de la harina permanece en las palmas de las manos. Y que la harina molida en molinos de agua es más fina que la que muelen los molinos de viento, probablemente porque la velocidad del viento no es constante y la del agua sí.

Los molinos de agua siempre se construían al lado de un río (éste está en el Záncara). Tienen una tolva por donde se echa el cereal, las compuertas que permiten entrar el agua y dos piedras: una “durmiente” y otra “voladera”, que es la que da vueltas para moler el grano. Bonitas y gráficas compañeras (la que duerme y la que vuela). ¿Me pregunto cuál se desgasta más, la que gira o la que sujeta? El molino era, además, la casa del molinero, que debía moler durante 24 horas la harina de almorta, con la que se hacen “las gachas”, un plato típico manchego a base de harina y productos de matanza.

El molino de Carrascosa fue restaurado hace unos años por estudiantes de arquitectura con fines educativos. Sus propietarios, Alberto y Rosa, hacen visitas guiadas y una rica cocina regional donde puedes degustar sus productos de la huerta y huevos ecológicos. Si tienes suerte, en primavera puedes cruzarte con los animales trashumantes que paran en este río a refrescarse y beber agua, antes de continuar su camino hacia tierras del norte.

Si no fuera por los burros, habría sido imposible transportar los sacos de trigo y harina del campo al molino y a los habitantes de las zonas rurales. Cuidemos a estos fieles animales que han sido imprescindibles en la historia y la literatura española e incluso hoy en día siguen siendo muy necesarios.

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