“El Viaje del Mantón de Manila” que une oriente y occidente

La semana pasada tuve la oportunidad de disfrutar en Casa de América de una interesante exposición: “La ruta del Mantón de Manila. La feliz unión de Asia, Hispanoamérica y España”. Una selección de más de 50 objetos (algunos con más de 180 años), entre mantones, cajas de madera lacada, artesanías mexicanas y piezas de diseñadores como Antonio Alvarado y Juan Duyos.

Foto: Casa de América

La bonita historia del Mantón de Manila comienza con un viaje lejano y la unión de tres continentes. Cuando Magallanes y Elcano realizan el primer viaje alrededor del mundo para buscar una ruta comercial entre oriente y occidente.

Detalle de mantón de Manila

En 1565, Felipe II puso al mando de la Nao San Pedro a Miguel López de Legazpi. El fraile agustino y cosmógrafo, Andrés de Urdaneta, guió la expedición y descubrió el “tornaviaje”: la ruta marítima que atravesaba el Océano Pacífico de Oriente a Occidente, desde el archipiélago filipino hasta Acapulco (México). 

A partir de ahí se estableció La Ruta del Galeón de Manila, que funcionó hasta 1815. El barco partía del puerto de Filipinas cargado de porcelana, especias, jade, biombos, lacados, abanicos, seda y mantones de Manila. Una vez en Acapulco, la mercancía se llevaba por tierra hasta el puerto de Veracruz. Allí se embarcaba, junto con otros productos mexicanos como la plata y el oro, rumbo a Sevilla

Cajas de madera lacadas chinas

El viaje de los mantones de Manila se realizaba cuidadosamente, envolviéndolos en papel de seda. Después se empaquetaban en cajas de cartón decoradas, que a su vez se guardaban en otras de madera lacada, con motivos en pan de otro. Las más bonitas se transformaban en mesas. Los mantones eran sencillas telas cuadradas decoradas en seda que se exhibían enmarcados como si fueran cuatros.

Caja de cartón de mantón de Manila

Caroline Stone, experta y coleccionista de mantones de Manila, contó durante la inauguración de la muestra que en Tierra Santa, los marineros también llevaban a las mujeres de sus familias estos mantones (pero en colores apagados con dibujos más discretos). Ellas se los ponían cubriendo su cabeza y rostro, por ser musulmanas. Empezaron a imitarlos, bordándolos en telas más económicas y diseños turcos, con dibujos de claveles y tulipanes.

Todo ello hizo que el Mantón de Manila se conviertiera en una obra de arte, bordada por cuatro culturas. Asia puso la seda, los pájaros y las flores, México los vistió con vivos colores, Marruecos tejió el macramé que une las telas con los flecos y la gracia de España. Otro caso de sincretismo que ha traspasado fronteras, enriqueciéndose con la aportación de cada cultura.

Pintura mujer española con mantón de Manila

En España fue un símbolo de elegancia y así quedó reflejado en distintas obras literarias y pictóricas de artistas españoles. Como en la novela “Fortunata y Jacinta” de Benito Pérez Galdós: “Envolverse en él es como vestirse con un cuadro”. O la zarzuela de “La verbena de la Paloma” y su: “Donde vas con mantón de Manila”… 

En la actualidad, se valora tanto el Mantón de Manila en la cultura española que ocho Comunidades Autónomas lo utilizan en sus trajes regionales. Muchas familias lo guardan celosamente de abuelas a madres e hijas, aunque esta tradición se está perdiendo.

Foto: Casa de América

Para Verónica Durán, comisaria de la exposición y autora del libro La ruta del Mantón de Manila, el mantón de Manila es “un objeto migrante bordado por cuatro culturas”. Fue fabricado en China, pero las mexicanas fueron las primeras en usarlo como un accesorio de moda. En España le añadieron los flecos y sus distinguidos macramés provienen de Marruecos. Pero, “¿qué tiene el mantón para que, en su recorrido, haya sido transformado por civilizaciones tan poderosas? Esa es la gran pregunta”, reflexiona Durán. “Yo creo que la respuesta está en que el mantón posee símbolos ancestrales que están en la conciencia colectiva de todos nosotros”. 

Speak Your Mind

*

Mujeres que Vuelan